Cuando esta semana Donald Trump anunció su intención de demandar por 500 millones de dólares a la cadena de televisión en español Univisión, muy pocos en el mundo de las trincheras corporativas se extrañaron por una estrategia que ya es considerada como una segunda naturaleza del magnate; como un acto reflejo de este empresario de verborrea incendiaria, acostumbrado a amedrentar a sus rivales o críticos con demandas frívolas y millonarias que en muchos casos son desechadas.
A manera de ejemplo del acoso judicial y la naturaleza intempestiva de Trump, los más de 200 casos activos o archivados que figuran en el registro nacional de las cortes de Estados Unidos, donde el empresario aparece desde la década de los 80 como un demandante o demandado habitual por una innumerable lista de casos contra el gobierno o particulares.
“Es conocido por su tendencia a descuartizar el sistema legal con quejas frívolas, que van desde demandas contra ancianas que se niegan a vender su propiedad, hasta pleitos judiciales contra magnates inmobiliarios de Hong Kong que se han negado a jugar golf con él y porque vendieron propiedades a otro comprador que no gustaba a Trump”, asentó en el 2011 en su demanda ante una corte de Nueva York, J. Taikwok Yung, un empresario que se vio obligado a pagar más de 30 mil dólares al magnate por el uso de dominios de Internet con la palabra “trump”.
A pesar de que Trump exigía el pago de 400 mil dólares a este joven empresario, el juez consideró excesiva la demanda y únicamente autorizó una multa de 32 mil dólares.
En el largo e insólito historial judicial de Trump, los casos que ilustran su tendencia a sacar ventaja del sistema judicial y su ejército de abogados en todo el país, ofrecen al mismo tiempo una selecta colección de enemigos. Demandó en febrero del 2013 al humorista y presentador de televisión Bill Maher, luego de que éste le pidiera pruebas irrefutables de que su madre no había tenido sexo con un orangután durante uno de sus programas de mayor audiencia.
La broma de Maher hacia el ahora aspirante presidencial republicano fue una forma de poner en evidencia a quien en reiteradas ocasiones había acusado al presidente Barack Obama de no ser ciudadano de Estados Unidos, sino de Kenia.
Encolerizó al magnate, quien decidió demandarlo por 5 millones de dólares. “El señor Trump debería de entender que, en el mundo de la comedia y la parodia, esto es una broma”, aseguró Maher en su defensa. La demanda, nunca prosperó.
En enero del 2006, el magnate entabló una demanda contra el escritor y periodista, Timothy O’Brian, autor del libro “TrumpNation”, un recuento de los negocios y los intereses creados por el empresario inmobiliario.
El motivo del enojo, y la subsecuente demanda del magnate contra el escritor, fue que en su libro el autor disputó la versión propagada por Trump de que su riqueza ascendía a los 6 mil millones de dólares. Tras un minucioso estudio de los documentos que el propio Trump le proporcionó, O’Brian llegó a la conclusión de que la fortuna difícilmente sobrepasaba los 250 millones de dólares.
J. Jaime Hernández, corresponsal de “El Universal” de México en Washington