Austin (EFE)
Thomas Eric Duncan llegó a Dallas el 20 de setiembre para casarse con la madre de su hijo, a la que conoció dos décadas atrás en un campo de refugiados de Costa de Marfil, pero el ébola truncó esta historia de amor y convirtió su caso en el primer hombre fallecido por el virus en Estados Unidos.
Nacido en Liberia hace 42 años, Duncan falleció tras “librar con valentía la batalla” contra el ébola, según reportó el Hospital Plebiscitario de Dallas, en Texas, donde estaba aislado desde el 28 de setiembre.
Duncan salió el 19 de setiembre de Monrovia, la capital de Liberia, país azotado por el ébola. Le habían otorgado la visa estadounidense y, antes de subir al avión, completó un formulario en el que aseguró no haber tenido contacto con ninguna persona infectada con el virus.
En Dallas lo esperaba su pareja, Louise Troh, con la que iba a contraer matrimonio y a la que consideró siempre el “amor de su vida”. También le esperaban el hijo de ambos, Karsiah, de 19 años, así como la madre, hermanos y sobrinos de su pareja, todos residentes en Estados Unidos desde hace ya tiempo.
El africano no dijo la verdad cuando rellenó el formulario en el aeropuerto, según admitieron sus allegados en Monrovia.
Duncan había ayudado días antes del viaje a trasladar a una vecina enferma de ébola a un centro médico de la capital, donde posteriormente murió, y esa fue la causa más probable del contagio.
De seguir vivo, esa falta de sinceridad le hubiera podido acarrear problemas judiciales, ya que tanto las autoridades liberianas como el fiscal del distrito del Condado de Dallas amenazaron con imputarle cargos criminales, incluso pocas horas antes de morir.
El 25 de setiembre, Duncan ingresó en la unidad de urgencias del Hospital Plebiscitario de Dallas con fiebre y dolores abdominales pero los médicos le dejaron volver a casa con antibióticos.
Los doctores no tuvieron en cuenta que acababa de llegar de Liberia, uno de los tres países, junto a Sierra Leona y Guinea, más afectados por la epidemia de ébola.
El enfermo volvió al hospital tres días después, cuando fue aislado y posteriormente se convirtió en el primer diagnosticado con ébola fuera de África.
Duncan estuvo conectado a un ventilador, con diálisis renal y, cuando empeoró su estado este fin de semana, se le empezó a suministrar un medicamento experimental que no dio el resultado esperado.
El gobernador de Texas, Rick Perry, admitió que se habían “cometido errores” con Duncan, pero se mostró confiado en el “funcionamiento” del sistema.
Tras confirmarse su muerte, Troh, que conoció a Duncan en un campo de refugiados durante la primera guerra civil de Liberia, pidió una “investigación exhaustiva” sobre el caso. Pero, sobre todo, la mujer lamentó con “dolor y rabia” que el hijo que tienen en común y que cursa estudios universitarios en San Angelo (Texas) no pudiera despedirse de su padre, al que no veía desde que tenía tres años.
Durante la hospitalización, Duncan se arrepintió de haber puesto en riesgo a la mujer que tantos años atrás había conquistado su corazón, según explicó un amigo cercano al periódico “The Washington Post”.
De esta forma, el implacable azote del ébola provocó hoy el desenlace fatal de dos décadas de amor entre Thomas Eric Duncan y Louise Troh.