El presidente turco, Recep Rayyip Erdogan, reclamó este sábado la extradición a Turquía de los sospechosos saudíes del asesinato en el consulado de Estambul del periodista Jamal Khashoggi, crítico del régimen de Riad.
Según Erdogan, quien dijo no confiar en la justicia saudí, sólo el primer ministro canadiense Justin Trudeau elevó a la cumbre del G20 la cuestión del crimen de Khashoggi.
En rueda de prensa al término de la cumbre, el presidente turco sostuvo que el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salmán (conocido como MBS), dio una “explicación muy poco creíble” del rol de su país en este caso.
Si bien Erdogan nunca apuntó abiertamente contra el príncipe heredero, sostiene que la orden de matar al periodista provino de “las más altas esferas”, aún descartando la responsabilidad del rey Salmán.
MBS fue uno de los protagonistas de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de 20 potencias mundiales estos viernes y sábado en Buenos Aires.
Khashoggi, columnista del Washington Post crítico del régimen de Riad, fue asesinado y presuntamente descuartizado el 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul.
Este asesinato generó una verdadera conmoción mundial y empañó la imagen del reino saudí, especialmente la de su príncipe heredero, acusado por la prensa y responsables turcos anónimos de haber organizado el crimen.
En el marco de una investigación oficial, la justicia saudí inculpó a 11 personas sobre un total de 21 sospechosos, y pidió la pena de muerte contra cinco de ellas, pero exculpando al príncipe heredero.
Varios países, entre ellos Canadá, Estados Unidos, Francia y Alemania, adoptaron sanciones financieras contra saudíes de los que se sospecha sean “responsables o cómplices” del crimen.
Después de negar en un principio la desaparición de Khashoggi, Riad terminó por reconocer, bajo la presión internacional, que el periodista había sido asesinado en el transcurso de una operación “no autorizada”.