Algunos países vetaron la participación de las mujeres en una competencia para conseguir un boleto en un avión espacial. Una de las postulantes, Sue Nelson, explica por qué todavía queda un camino por recorrer antes de llegar a conseguir la igualdad en el espacio.
En 1960, durante el boom espacial, un anuncio en una revista mostraba a una glamorosa astronauta con largas y prominentes pestañas falsas que sostenía una botella de detergente.
Las mujeres del futuro, decía la publicidad, harán de la Luna un lugar más limpio.
Cuatro décadas más tarde, fijémonos en la campaña del Desafío espacial Lynx, una competición internacional que ofrece 22 espacios a astronautas para conseguir un boleto en un nuevo avión espacial.
En una imagen aparece un astronauta completamente cubierto, con la cara oculta tras el casco que se relaja en una tina con dos mujeres bastante menos cubiertas.
En otra, se ve un traje espacial aparentemente quitado apresuradamente en el suelo de un baño junto a un vestido rojo, un sostén del mismo color y unos zapatos de tacón negros.
El eslogan que acompaña a todos los anuncios deja claro que la cuestión de género está oculta tras el visor: Parte un hombre. Regresa un héroe.
Este año se cumple el 50º aniversario desde que Valentina Tereshkova se convirtiera en la primera mujer en ir al Espacio.
También es el 30º aniversario de la llegada de una estadounidense al espacio, Sally Ride .
Hasta ahora, 55 mujeres han llegado a ese lugar al que muchos de nosotros no hemos ido ni iremos, pero en lo que se refiere a estereotipos de género, parece que poco ha cambiado.
MÉXICO, ENTRE LOS QUE PROHÍBEN QUE COMPITAN MUJERES El astronauta del Apolo Edwin Buzz Aldrin lanzó el innovador concurso en enero. Lynx, como se llama la marca de desodorantes Axe en Estados Unidos, buscaba a gente normal como tú para ir al Espacio.
Hasta aquí todo bien. La competencia está abierta tanto a mujeres como a hombres. El problema está en el eslogan que usó Aldrin para cerrar su promoción y reafirmar su campaña: Parte un hombre. Regresa un héroe.
Independientemente del escenario, se puede ver a una pandilla de jóvenes sexys que admiran su figura cuidada. El mensaje parece claro: la competencia apelaba a potenciales astronautas hombres.
Algunos países lo dejaron más claro. En México, Ucrania, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia y Rusia, precisamente el lugar de nacimiento de Valentina Tereshkova, le prohibieron a las mujeres participar.
La tuitosfera no tardó en explotar con numerosas mujeres (y hombres) preguntándose por qué esta oportunidad sin precedentes parecía excluir a la mitad del planeta.
Como resultado, un grupo de mujeres se unió a través de las redes sociales para formar AstroGrrls, un grupo de presión creado específicamente para animar a las mujeres a postularse o a apoyar a las que se han lanzado a competición (incluida yo).
La estudiante de física y astrofísica de la Universidad de Sheffield Gillian Finnerty creó la página de Facebook y la estudiante de ciencias de la Open University Lorraine Rodger ayuda a gestionar la cuenta Lynxastrogrrls.
APOYO A LAS MUJERES PARTICIPANTES Me inspiré en las mujeres participantes para hacer ruido y apoyar a las candidatas, explica Rodger. También me inspiró el blog de Gia Milinovich La búsqueda de lo positivo, que refleja los tuits que piden votos para otras mujeres, y el Centro Científico de Glasgow, que tuiteó para destacar lo extremadamente orientada a los hombres que está la publicidad de la promoción.
Pero ésta no es la única campaña publicitaria que ha provocado críticas. El origen de AstroGrrls está en ScienceGrrls que surgió cuando el año pasado numerosas mujeres respondieron con críticas al video La ciencia es cosa de chicas.
Producido como parte de una campaña de la Comisión Europea para animar a las adolescentes a estudiar ciencia, su objetivo era loable. Pero no a todos les gustó cómo caracterizaron a las protagonistas con ropa a la moda, pintalabios y zapatos de tacón.
De ahí surgieron las expresiones grr y grrl para mostrar el descontento.
La directora de ScienceGrrls , la física Heather Williams, también se subió abordo del proyecto AstroGrrls. Cree que la campaña está extremadamente sesgada en cuanto a género y describió la prohibición que hicieron algunos países a las participantes femeninas como indignante.
Nuestro objetivo principal es celebrar el hecho de que haya científicas y alentar a más mujeres a unirse a nosotras y a trabajar por la igualdad de género, dice Williams. Por eso vemos en cosas como la campaña de Lynx algo que ciertamente debemos cuestionar.
El primer desafío para todos los participantes, hombres y mujeres, es conseguir suficientes votos en la web del concurso para asegurarse uno de los 200 primeros lugares.
Lo que (la campaña) ha hecho es caer en los viejos estereotipos, dice la mujer que está en primer lugar en Reino Unido Kate Arkless-Gray, quien fue una de las primeras en poner de relieve el sexismo en la campaña. Para ella, el anuncio es un estereotipo anticuado.
Tenían una gran oportunidad y podrían haber jugado un poco con ella, asegura y hacer que el único hombre que llevaba Lynx consiguiese a la mujer astronauta.
ÉXITOS PARCIALES Ya ha habido éxitos. Al principio, después de que se votaba, un mensaje automático agradecía el voto diciendo que le habías ayudado a él a llegar al espacio. AstroGrrls convenció a Unilever , la compañía detrás de la marca, para que el mensaje no fuera sexista.
También han respondido a la exclusión de las mujeres en algunos países, con la siguiente declaración. Unilever ha comunicado a todos los mercados en todas las regiones que el concurso está abierto a hombres y mujeres. Luego de la revisión, algunos mercados están actualmente considerando sus términos y condiciones para reflejar esta directiva.
La campaña Apollo Lynx está hecha en tono de humor para reflejar la atracción mutua que ilustra el impacto que el producto de cuidado personal masculino tendrá en el sexo opuesto. El anuncio cuenta con astronautas masculinos para comunicar los beneficios del producto a los potenciales clientes, explica Lynx en un comunicado.
Todavía hay un largo camino para llegar a la meta: un viaje en el avión espacial suborbital privado construido por XCOR. Los que avancen a la siguiente ronda deben someterse a desafíos físicos y mentales antes del campamento espacial global en Florida.
Puede que no llegue hasta el final, pero, como todas las AstroGrrls, yo también tengo sueños. Convertirme en astronauta no es simplemente algo que los hombres pueden hacer para conseguir chicas. Siempre ha habido mujeres que han conquistado las estrellas.