Tengo 29 años. Soy licenciado en Ingeniería. En el 2013 me mudé con mi padre y mis hermanos a Yemen, el lugar donde se origina mi familia. No me esperé que iba a estallar una guerra civil. Mi padre enfermó, falleció al poco tiempo y tuvimos que huir. Adopté a mi hermana, que era menor de 16 años, para poder sacarla conmigo del país. Pedí ayuda a un montón de embajadas de EE.UU. en la región y en la de El Cairo me dijeron: “Esto no es una emergencia”. Las de China y Rusia sí me quisieron ayudar. Al final le saqué a mi hermana una visa a Yibuti y logramos fugar a través de ese país rumbo a Virginia (EE.UU.).Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
En marzo, Arabia Saudita lanzó los primeros ataques aéreos de una coalición internacional sobre Yemen, un país inmerso en una cruenta guerra civil. Ellos buscan evitar que el grupo rebelde chiita de los hutíes –socio de su enemigo iraní– se instale en el poder y agite a la castigada comunidad chiita saudí, que representa entre el 10% y el 25% de la población.
En su blog, Amar Zabarah Sharing Personal Experiences, cuenta toda su huida de Yemen.
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(Foto: Internet)
¿Te sorprendió la intensidad de la guerra?
La violencia se incrementó con los ataques de la coalición. Es frustrante porque Yemen estaba mejorando en cuanto a tecnología y agricultura. Pero para el juego político no era conveniente que Yemen creciera. No les conviene un país más independiente. Es lo que pienso. En ese momento, la gente esperaba una guerra civil pero no una guerra internacional. Sentir que ya no puedes dejar tu casa más porque vives con el miedo de que algo malo pasara inesperadamente. Los colegios cerraron, los negocios, las tiendas, los hospitales también. Se acababan los suministros en las farmacias. No hay combustible. El gas es inexistente. Tampoco hay celulares, ni Internet. No hay comunicación dentro ni fuera. Yemen se oscurecerá literalmente muy pronto. ¿Cómo te salvaste?
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Mi padre falleció en febrero y los atentados se incrementaron al siguiente mes, en marzo. Por esas dos razones tomamos la decisión de irnos rápido del país. Gasté algo de 15.000 dólares en toda la travesía. Primero queríamos irnos por una vía lógica como era el aeropuerto internacional de Saná, la capital de Yemen, pero ese día estalló una bomba en las pistas de aterrizaje y eso dificultó la situación. Tomamos otra salida. Un bus por 13 horas de Saná a la ciudad de Hudiedah, desde donde nos llevarían al puerto de Al Hudayda, para que un barco nos condujera a Yibuti. El barco tardó 5 días en llegar. Y ahora estoy aquí, en Virginia [EE.UU.].
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Amar y su padre. (Foto: Archivo personal) ¿Cómo fue ese día en el aeropuerto?
Íbamos a ser el primer grupo del vuelo Yemen – Texas. Antes de que pudiera entregar los boletos, la tierra tembló, la presión del aire aumentó, y casi me caí. Un ataque aéreo. Miré hacia atrás para ver a mi hermano, él rápidamente estaba llevando a mis hermanas dentro de la terminal. Todos se volvieron locos, la gente se desesperó. Se hizo una atmósfera de silencio que batió todo y empujó a algunos contra las paredes. Era el primer ataque aéreo liderado por la coalición árabe saudí, en un plan que llamaron Tormenta Decisiva, en la pista del aeropuerto, a poco más de 500 metros de distancia de nosotros. Y no solo fue una, sino una tras otra. Las ondas de sonido rompieron los vidrios y las puertas. Era algo irreal. Yo decía: “¡Qué demonios está pasando acá!”.
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Yemen. (Foto: Internet) ¿Yemen está olvidado?
Básicamente, los medios de comunicación solo dicen cosas sobre bombas que estallan en bases militares, pero también estallan en fábricas, cementerios, escuelas, gente... Hay miles de civiles muertos y no cuentan esas historias. Por ejemplo, hace unos días, mi primo me pasó un video con un ataque a una supuesta base militar en un cementerio. El cementerio Khozaima. Era donde estaba mi papá. Dime… ¡Qué base militar puede tener un cementerio! ¡Por Dios, cómo van a decir eso!
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Guerra en Yemen. (Foto: Internet)
En tu blog tienes unas fotos bastante crudas de las víctimas de la guerra. ¿Cómo te sentiste cuando las viste en persona?
Me hizo sentir decepcionado de vivir en un mundo que en realidad es hermoso. Siento que estoy viviendo en un mundo lleno de dolor. En un mundo de desentendimiento. No hay religión, cristiana, judía u otra fe, que dé la credencial para matar a alguien.
Yo quiero que la gente se entere y por eso es que escribo en mi blog. Escribo para que tomen conciencia de lo que pasa al otro lado del mundo. Quiero que se deje el odio de lado. Quiero que sepan que hay suficiente para todos en este planeta. ¿Por que el odio? ¿Por qué tantos desacuerdos? La gente con el poder se vuelve odiosa, malvada.
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Yemen. (Foto: Internet)
¿Cómo te sientes ahora con lo que pasaste?
Sigo pensando que nada de eso fue real. Hace dos semanas, cuando estaba manejando y veía arboles pasar, se me vino de repente a la memoria todo lo terrible que pasó. Los árboles se convirtieron en bombas estallando a mi alrededor. Era como una película que veía tras las lunas del carro. Estoy seguro de que esto va a seguir en mi mente por el resto de mi vida. Claro. Vivirlo es diferente que contarlo. En ese momento, uno tiene que tomar decisiones rápidas. Mi familia y yo dejamos todo por irnos. Yo dejé mi carro, mi casa, hasta a mis perros, que tanto los quería. No soy yemení, pero hice el colegio ahí y no es fácil sacrificar las cosas buenas para convertirlas en recuerdos como los que he contado.
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(Foto: Archivo personal)