El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, prohibió definitivamente a los filipinos ir a trabajar a Kuwait, lo que agrava la crisis provocada por el trato dado a los empleados extranjeros en ese país.
“La prohibición es permanente. No se reclutará más, en particular a empleados domésticos. No habrá más”, insistió Duterte frente a los periodistas en la ciudad meridional de Davao.
Unos 262.000 filipinos trabajan en Kuwait, de los cuales 60% como empleados domésticos, según cifras del ministerio de Relaciones Exteriores filipino.
Más de dos millones de filipinos trabajan en los países del Golfo.
En febrero pasado, Duterte prohibió provisionalmente a los filipinos ir a trabajar a Kuwait tras el asesinato de una empleada doméstica filipina, Joanne Demafelis, cuyo cadáver había sido encontrado en un congelador.
Este domingo, el presidente filipino prometió repatriar a los empleados domésticos víctimas de abuso y llamó a los filipinos instalados en Kuwait a regresar a Filipinas.
“Apelo a su patriotismo. Vuelvan a casa. Somos pobres pero vamos a sobrevivir. La economía va bien y nos faltan brazos”, declaró Duterte.
La crisis se agravó esta semana, cuando Kuwait ordenó la expulsión del embajador de Filipinas y llamó a consulta a su embajador en Manila.
Kuwait tomó estas medidas pese a las disculpas oficiales presentadas por un alto responsable filipino tras la difusión de videos que mostraba cómo equipos de la embajada filipina organizaban la huida de empleados domésticos de las residencias de sus empleadores kuwaitíes, sospechosos de maltratarlos.
Los dos países estaban negociando en ese momento, según Manila, un acuerdo para permitir el levantamiento de la prohibición provisional.
Duterte calificó la situación en Kuwait de “calamidad”.
En total, unos 10 millones de filipinos trabajan en el extranjero en una gran variedad de sectores.
Según el Banco Central de Filipinas, las remesas de los expatriados totalizaron 28.000 millones de dólares en 2017.
--- 'Héroes' ---Los filipinos que trabajan en el exterior son considerados héroes en el archipiélago debido a su contribución a la economía.
La emigración tiene al mismo tiempo un costo social y humano importante, ya que desgarra a las familias y los expatriados son víctimas en muchos casos de malos tratos.
En febrero, Duterte acusó a los empleadores de Kuwait de violar a las domésticas filipinas, a forzarlas a trabajar 21 horas por día y alimentarlas con los restos de la comida del hogar.
Los que vuelvan de Kuwait podrían trabajar de profesores de inglés en China, afirmó Duterte que evocó la mejora de las relaciones con el gigante asiático.
El 1 de abril, un libanés y su esposa siria fueron condenados a muerte en ausencia en Kuwait por haber asesinado a su empleada, precisamente la filipina Joanna Demafelis.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos advierten sin cesar sobre la situación de los migrantes en los países del Golfo, sometidos a la “kafala”, el sistema de acogida en el derecho islámico.
La kafala vincula a los migrantes a sus empleadores y les prohíbe abandonar el país o cambiar de trabajo sin su consentimiento.Fuente: EFE