Chris Christie, reelegido el martes como gobernador de Nueva Jersey, representa la gran esperanza para el 2016 de un ala moderada cada vez más acorralada por los más conservadores del Partido Republicano.
“Chris podría fácilmente convertirse en nuestro candidato [para las elecciones del 2016], salvar a nuestro partido y ayudarnos a devolver a este país al camino correcto de nuevo. No se puede encontrar a nadie mejor que Christie”, dijo el domingo Mitt Romney, candidato presidencial republicano en los comicios del 2012.
La misma impresión manifiestan otros representantes del ala moderada que, inquietos ante el alza del movimiento ultraconservador Tea Party, confían en la varita mágica de un republicano que ha conquistado dos veces un bastión demócrata como Nueva Jersey.
Dedicado por completo a su gestión del estado, el político de 51 años ha eludido hasta ahora los rumores sobre sus aspiraciones presidenciales, igual que el martes intentó zafarse de la etiqueta de “moderado” que le imponen muchos de sus correligionarios.
“Soy un conservador. He gobernado este estado como un conservador, y creo que eso ha llevado a que algunos estén en desacuerdo conmigo en este estado. La diferencia es que no he tratado de esconderlo, o enmascararlo como otra cosa”, señaló Christie en una entrevista con la cadena CNN.
Sus duras recetas para rebajar el desempleo y equilibrar el presupuesto en el estado le han valido la admiración de todo el partido, aunque el ala más conservadora sigue sin perdonar su aparición junto al presidente Barack Obama seis días antes de las elecciones del 2012, cuando el huracán Sandy azotó el estado.
SU LUCHA POR BAJAR DE PESO En febrero, el gobernador mostró la que quizá sea la señal más clara hasta ahora de sus aspiraciones presidenciales: se sometió a una operación de banda gástrica, seguida por la publicación en octubre de un informe médico en el que sus doctores aseguraban que está “perdiendo peso de forma sostenida”.
“No me sentía mal con mi peso anterior, pero no me daba cuenta de lo mal que dormía hasta que he visto lo bien que duermo ahora”, dijo a CNN Christie, quien insiste en que se operó por su salud.
De orígenes humildes, abogado de profesión y nacido en Newark, Christie era un desconocido hasta el 2001, cuando el entonces presidente George W. Bush lo nombró fiscal general de Nueva Jersey.
Católico, casado y con cuatro hijos, el corpulento político decidió competir por la dirección del estado en el 2009, y finalmente logró desbancar al gobernador demócrata Jon Corzine en una ajustada contienda.
Su principal derrota llegó el mes pasado, cuando el Tribunal Supremo de Nueva Jersey acordó permitir las bodas entre homosexuales en el estado pese a la oposición del gobernador, que abogaba por una consulta popular.