Desde el año pasado, los países de Occidente han tratado de convencer a China para que los ayude a poner fin a la guerra de Ucrania. Ahora, Beijing ha dado su respuesta más firme hasta el momento, una que no le gustará a muchos occidentales.
En los últimos días, China ha lanzado una asertiva ofensiva que comenzó con la gira por Europa de su jefe de la diplomacia, Wang Yi, quien luego fue cálidamente bienvenido por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Moscú.
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Beijing también ha hecho dos publicaciones sobre su posición ante el conflicto ucraniano. El primer documento ofrece una solución a la guerra y el otro describe un plan para la paz mundial.
Ambos retomaron en gran medida los puntos de diálogo que China promovió el año pasado y en los que pide respeto por la soberanía (de Ucrania) y la protección de los intereses de seguridad nacional (de Rusia), al tiempo que se opone al uso de sanciones unilaterales (como las de EE.UU.).
Puede que eso no impresione a Occidente, pero convencer probablemente nunca fue el principal objetivo de Beijing.
En primer lugar, el país asiático busca posicionarse como un pacificador global.
Una pista obvia sobre a quién está realmente tratando de convencer se encuentra en uno de sus documentos, donde menciona cohesionar al Sudeste Asiático, África y América del Sur, lo que es llamado el Sur Global.
Al predicar una visión alternativa a un orden mundial liderado por Estados Unidos, Beijing está cortejando al resto del mundo, que observa cómo maneja Occidente la crisis de Ucrania.
Pero otro objetivo es enviar un mensaje claro a Estados Unidos.
“Hay un elemento de desafío”, dijo Alexander Korolev, un experto en vínculos chino-rusos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia.
“Le envía una señal [a EE.UU.] tipo: 'Si las cosas se ponen feas entre nosotros, tengo a quién acudir. Rusia no está sola, lo que significa que yo no estaré solo cuando haya una confrontación... no te sientas cómodo acosándome'”.
El momento actual, dicen los analistas, es revelador. Las relaciones entre EE.UU. y China han alcanzado un nuevo mínimo, exacerbadas por los casos de globos de presunto espionaje.
Algunos también han cuestionado que China no haya hecho su gran impulso diplomático por la paz en Ucrania hasta ahora.
“China tuvo amplias oportunidades para mostrar liderazgo, fue invitada desde el principio a contribuir a poner fin a la guerra... Si el objetivo era realmente mostrar la imagen de líder mundial, no tenía que mantenerse indeciso durante un año e intentar luego realizar una danza diplomática”, opinó Korolev.
Había un tercer objetivo, y se podía ver en el itinerario que siguió Wang.
Al visitar Francia, Alemania, Italia y Hungría, cuyos líderes son percibidos por Beijing como los que tienen una postura menos dura hacia Rusia, Wang puede haber estado probando las aguas para ver si China podría atraer a parte de Europa a su órbita de influencia.
Beijing vive una “convergencia lógica de intereses” con estos países, dijo Zhang Xin, un experto en economía política internacional de la Universidad Normal del Este de China.
“Cree que EE.UU. tiene poder hegemónico y que una gran parte del mundo transatlántico podría beneficiarse al desvincularse de ese sistema”.
Pero es incierto si China tendrá éxito en ese objetivo en particular.
Un discurso de Wang ante la Conferencia de Seguridad de Múnich, en el cual criticó a Estados Unidos, no funcionó bien en una sala llena de los aliados más acérrimos de Washington.
Y, según los diplomáticos, solo generó una mayor desconfianza hacia los verdaderos motivos de China.
Su gira “fue un impulso muy abierto para decir: 'No tenemos problemas con Europa, tenemos problemas con EE.UU. Podemos arreglar las cosas con ustedes, los europeos, y deben comprender que EE.UU. los está llevando hacia un camino problemático'”, dijo Andrew Small, un especialista en relaciones Europa-China en el grupo de expertos German Marshall Fund.
“Pero creo que en la mayoría de Europa, este mensaje no tiene mucho asidero”.
La pregunta clave ahora es si Beijing cumplirá su palabra de hacer las paces mientras refuerza su respaldo a Rusia.
Estados Unidos advirtió esta semana que China estaba considerando suministrar armas letales a Rusia y que las empresas chinas ya habían estado proporcionando tecnología no letal de doble uso, la cual podrían tener usos tanto civiles como militares, así como drones y semiconductores.
China lo ha negado públicamente con una retórica airada. Y a puerta cerrada, Wang dejó en claro que no proporcionarán armas a Rusia.
Wang también cuestionó que Occidente manifestara preocupaciones sobre la posibilidad de que China suministre armamento, cuando Ucrania ya está siendo apoyado por esa vía.
Eso es algo revelador, dicen lo analistas, que muestra cómo Beijing todavía cree verdaderamente que Occidente tiene la culpa de que se prolongue la guerra.
“Enviar armas a cualquier parte beligerante se considera una mayor escalada, esa es la posición del Estado chino hasta ahora”, dijo Zhang.
Existe también escepticismo en torno a la idea de que Beijing quiera suministrar armas a Moscú, dado que va en contra de los intereses chinos.
Tal movimiento sería visto por otros como una clara escalada de la guerra y conduciría a sanciones y la interrupción del comercio con Occidente, lo que resultaría muy perjudicial para China, ya que la Unión Europea y EE.UU. se encuentran entre sus principales socios comerciales.
También aumentaría significativamente las tensiones globales y probablemente empujaría a los aliados de EE.UU. a cerrar aún más las filas, obstaculizando los objetivos de Beijing de cortejar a algunos de ellos mientras lanza un desafío contra Washington.
Lo que es más probable que suceda, dicen los analistas, es que Beijing continúe o incluso aumente el apoyo indirecto a Moscú, incluido el comercio económico que ha sido un salvavidas financiero para Rusia.
Incluso pueden suministrar más tecnología de doble uso a través de países terceros, como Irán o Corea del Norte, según Small, para que puedan brindar un apoyo que intentarán desmentir tanto como sea posible.
Pero, a medida que la guerra se prolongue, resurgirá el tema de entregar armas letales, advirtió Small.
“Todavía no hubo dudas sobre qué tipo de cosas importantes se le podrían pedir a China que haga, porque anteriormente Rusia no necesitaba reabastecerse”, dijo Small. “Pero están llegando a esa coyuntura. ¿Hasta cuándo China está dispuesta a decirle a Rusia que no lo hará?”.
Días antes del estallido de la guerra en Ucrania, Xi Jinping y Vladimir Putin declararon tener una “amistad sin límites”.
Un año después, China tendrá que responder a la pregunta de hasta dónde llegaría por su amigo especial.
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