Por: Marina NavarroDirectora de Amnistía Internacional Perú
Durante la visita del presidente Barack Obama a Cuba, el presidente Raúl Castro pidió a la prensa que se le muestre la lista de los presos políticos en cárceles cubanas. El argumento de que no hay presos políticos en Cuba es erróneo y no reconoce los datos fehacientes presentados por organizaciones locales de la sociedad civil.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
En enero de este año, la organización local de derechos humanos (Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, CCDHRN) denunció más de 1.414 detenciones arbitrarias. La detención de activistas durante periodos de entre 8 y 30 horas, a menudo varias veces al mes, deja la libertad de expresión y a los defensores y defensoras de derechos humanos en una situación muy penosa.
Si el presidente Castro garantiza en serio que no hay presos de conciencia recluidos por sus opiniones políticas o por ejercer su libertad de expresión, debe permitir el acceso inmediato y sin trabas a las prisiones de observadores independientes de derechos humanos. Además de permitir el trabajo de los relatores especiales de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que informen mejor sobre Cuba. Amnistía Internacional no tiene acceso al país desde 1990.
Esta visita histórica es una oportunidad para que el presidente Obama y el presidente Castro abandonen oficialmente los discursos de la Guerra Fría y adquieran compromisos con los derechos humanos a largo plazo. Sobre todo los casos de graves restricciones de la libertad de expresión, asociación y reunión en Cuba.
Un artista grafitero conocido como “El Sexto” lo vivió en carne propia cuando lo recluyeron durante la mayor parte de 2015 por pintar los nombres Raúl y Fidel en el lomo de sendos cerdos vivos. Su plan era soltar a los animales a modo de performance artística pero, antes de poder hacerlo, lo acusaron de desacato y lo encarcelaron durante 10 meses. En ningún momento lo acusaron formalmente ni compareció ante un juez.
Por otro lado, el embargo económico estadounidense también ha menoscabado los derechos humanos en Cuba, en particular los económicos, sociales y culturales, durante demasiado tiempo. Amnistía Internacional ha pedido continuamente el levantamiento del embargo y documentado cómo su persistencia niega a las cubanas y los cubanos de a pie el acceso a medicamentos y otros productos básicos.
El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE. UU, además, debe ser una oportunidad para tomar medidas concretas sobre el centro militar de detención estadounidense de Guantánamo, que se ha convertido en un símbolo internacional de la injusticia y que el presidente Obama puede ayudar a cerrar.
Aunque reconocemos el compromiso del actual gobierno de poner fin a las detenciones en esta base estadounidense, el hecho de que siga habiendo allí decenas de detenidos más de seis años después del plazo establecido inicialmente por el presidente Obama para el cierre del centro representa un motivo de gran preocupación internacional.
Ambos países deben responder por lo que ocurre en sus centros de detención, situaciones que aunque no lo parezcan son demasiado similares. Esperemos que la reciente reunión entre los presidentes Obama y Castro permita ver medidas concretas para mejorar sus deficiencias mutuas en materia de derechos humanos.