Cuando estalló la guerra entre Israel y el grupo islamista palestino Hamas, no tardó en anunciarse que el país hebreo sumaría a los intensos bombardeos una ofensiva terrestre en la franja de Gaza. Pese a la urgencia, la incursión de los soldados en terreno, inevitable para terminar con los terroristas, inició de a pocos y con cuidado extremo. El obstáculo era conocido: la red de túneles subterráneos que Hamas ha construido durante años bajo el enclave palestino. Es tan grande e intrincada que muchos la llaman el “metro de Gaza” y es un peligro para cualquier enemigo de la ciudad.
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Más de un mes después de la masacre terrorista que detonó el conflicto, además de imponer un “asedio total” al enclave, interrumpiendo los suministros de agua, comida y combustible, las fuerzas terrestres israelíes realizan una incursión profunda en la franja y se enfocan en localizar y hacer explotar el laberinto de túneles. El foco está en la ciudad de Gaza, donde el país hebreo cree que Hamas tiene su centro de mando y una gran red de túneles.
“La lucha sigue en la superficie y bajo tierra, donde hay vehículos accediendo con equipamiento militar para lidiar con los túneles”, dijo esta semana Richard Hecht, portavoz internacional del Ejército israelí.
El Ejército israelí afirma que Hamas ha construido sus túneles debajo de lugares sensibles como centros médicos, escuelas y mezquitas, y cree que su mayor escondite militar estaría debajo y en los entornos del hospital Al Shifa, el más grande de Gaza.
Nadie ajeno al grupo islamista tiene un mapa exacto de este laberinto. Sin embargo, testimonios e informaciones recolectadas por Israel en el 2014, cuando se realizó la última incursión terrestre en el enclave, permiten conocer su complejidad.
La guarida de Hamas
Si los expertos militares advierten que se avecinan semanas de cruentos combates terrestres en Gaza, es en gran parte por el rol que cumplen los cientos de kilómetros de túneles de Hamas. Se trata de fortificaciones subterráneas construidas como refugio y almacén de armas y productos básicos.
“No son simples túneles. Atrincherados bajo densas zonas residenciales, los pasillos permiten a los luchadores moverse libres del ojo del enemigo. También hay búnkeres para almacenar armas, alimentos y agua, e incluso centros de mando y túneles lo suficientemente anchos para los vehículos, creen los investigadores”, reporta el diario “The New York Times”.
Para acceder a ellos se usan puertas de aspecto ordinario que están en la superficie. Israel encontró en días recientes una entrada cerca de una guardería infantil.
El analista internacional Francisco Belaunde señala que los túneles son un refugio para Hamas y le permiten desplazarse tranquilamente por buena parte del enclave. “Es una pequeña ciudad bajo tierra, desde donde dirigen sus operaciones. Israel necesita acabar con eso para evitar nuevos ataques en el futuro, por eso es tan importante para ellos destruirlos”, dice a El Comercio.
En el ámbito militar, albergan centros de mando y sirven como escondites desde los que se lanzan ataques sorpresa. El Ejército israelí ha afirmado que la preparación de los combatientes de Hamas para una estancia prolongada bajo suelo se puede comprobar basándose en las reservas de agua y oxígeno que se encuentran en los túneles.
Hamas sabe bien que tiene la ventaja en la guerra subterránea. El alto jefe de los milicianos, Alí Baraka, dijo que “los combatientes están bajo tierra, esperando la batalla”.
Víctimas civiles
Las fuerzas israelíes han destruido vastas partes de los túneles en los últimos años. Afirman que desde el comienzo de la guerra en curso, unos 130 pozos de túneles han corrido la misma suerte.
Destruir los túneles es bastante complicado. Israel usa bombas antibúnkeres que sirven para destruir objetivos que están bajo tierra, pero estas no explotan directamente, sino que penetran la tierra y estallan abajo, lo que hace muy difícil evitar la muerte de civiles en la superficie, explica Belaunde.
“Hace poco lanzaron estas bombas para acabar con un dirigente de Hamas y decenas de personas que estaban arriba murieron. Ese es el problema. La otra opción sería enviar soldados a los túneles y enfrentarse abajo con los combatientes de Hamas, pero eso es muy arriesgado. También se ha planteado la posibilidad de sellarlos totalmente, y en algunos casos inundarlos porque parece que algunos de los túneles tienen conexión con el mar”, agrega.
“Estamos aumentando la presión sobre Hamas cada hora, cada día. Hasta ahora, hemos matado a miles de terroristas, en la superficie y bajo tierra”.
Uno de los mayores problemas para el país hebreo es que todos los análisis dan por hecho que los más de 200 rehenes capturados por Hamas al inicio del conflicto se encuentran en los túneles. “La pregunta ahora es hasta qué punto los israelíes pueden realizar ese tipo de operativos sin que los rehenes corran riesgos”, apunta Belaunde.
Las actuales condiciones y las características de la guerra subterránea hacen aún más claro para los expertos que el conflicto no acabará pronto. “Desde el punto de vista militar, Israel puede acabar con los túneles, pero va a tomar mucho tiempo y, sin duda, va a implicar mucha más destrucción y muerte de civiles en Gaza. Ese es un problema para Israel porque la presión contra el país hebreo y su aliado Estados Unidos va a aumentar”, concluye Belaunde.
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