La reciente decisión de España, Irlanda y Noruega de reconocer a Palestina como Estado a partir de este martes 28 ha desatado una ola de reacciones en Israel y el mundo. A través del director general de su cancillería, Jacob Blitstein, la nación hebrea, afirmó que “habrá graves consecuencias adicionales para las relaciones con esos países”, agregando que esa medida “hace mucho más difícil promover un acuerdo para la liberación de los rehenes” todavía retenidos por Hamás en Gaza.
En cambio, el presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez, manifestó que “ha llegado la hora de pasar de las palabras a la acción” y que este reconocimiento busca “contribuir a construir un futuro de paz, estabilidad y prosperidad en todos los países de la región”. Desde Irlanda, su primer ministro, Simon Harris, expresó que la solución de los dos Estados –uno israelí y otro palestino- es “el único camino creíble hacia la paz y la seguridad para Israel y Palestina y para sus pueblos”.
La disposición de la ONU de 1948 que creó el Estado de Israel planteaba un estado palestino contiguo, pero 75 años después todavía no se ha llegado a tal situación y, más bien, el control de los territorios palestinos –Cisjordania y la franja de Gaza- continúa dividido, con el agravante de la sangrienta guerra en curso entre Israel y Hamás en Gaza, que ya ha cobrado la vida de más de 36.000 personas.
Unas tres cuartas partes de los países del mundo, entre ellos el Perú, reconocen al Estado palestino. Desde hace 35 años, cuando Yasser Arafat proclamó desde el exilio en Argelia el estado independiente con Jerusalén como capital, empezaron a sumarse reconocimientos hasta llegar a 142 de los 193 estados miembros de la ONU en la actualidad. Si bien esta figura tiene más implicaciones simbólicas que jurídicas y prácticas, los países que se adhieren a la iniciativa buscan propiciar un clima para que otros se sumen a ella.
Europa es, en todo caso, la región en la que menos adeptos tiene esta postura. En el 2014, Suecia fue la primera nación del Viejo Continente en reconocer la estatalidad de Palestina y -tras el reciente anuncio de España, Noruega e Irlanda- apenas superarán la decena los países europeos que han dado ese paso. Además, ninguno de los países del G-7, el foro que reúne a las siete economías más industrializadas del mundo, admite a Palestina como Estado. Allí están EE.UU., Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón. Tampoco Australia y Corea del Sur, otras dos economías importantes, se han plegado al reconocimiento.
Hace poco más de un mes, Estados Unidos utilizó su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir que Palestina sea considerado miembro de pleno derecho y que siga solo como estado observador. Sin embargo, desde setiembre mejorará su estatus gracias a una votación mayoritaria (143 votos a favor, 9 en contra y 25 abstenciones) de la Asamblea General: podrá intervenir, presentar propuestas, ser parte de comisiones y participar en conferencias, pero continuará sin poder votar ni presentar candidaturas a los organismos de Naciones Unidas.