Port Blair. “Dios, no quiero morir” fueron las últimas palabras que escribió el “misionero” de Estados Unidos, John Allen Chau, antes de ser asesinado a flechazos por la aislada tribu de la isla Sentinel del Norte (India).
Como se sabe, John Allen Chau quería introducir el cristianismo en esta isla. Según menciona CNN, en su diario escribió sobre volver a la isla para continuar con sus intentos de conversión, incluso después de haber recibido una flecha que perforó una Biblia que llevaba consigo.
En aquella ocasión realizó un viaje en un pequeño bote de pesca hacia el área donde la pequeña tribu vivía en chozas. Ellos llevaban el rostro pintado de amarillo y se mostraron muy enojados al ver a John Allen Chau. Fue ahí cuando gritó “Mi nombre es John, te amo y Jesús te ama”.
Todos estos detalles se encuentran escritos en el diario que la madre de John Allen Chau reveló al diario The Washington Post.
En páginas que dejó a los pescadores que lo ayudaron a llegar a la isla, sus reflexiones son una clara indicación de sus deseos de convertir a la tribu, detalla el medio estadounidense.
El 16 de noviembre, este ciudadano estadounidense de 27 años murió al intentar entrar en contacto con esta tribu de cazadores y recolectores, de unas 150 personas, que vive en autarquía desde hace siglos en esta pequeña isla del mar de Andamán.
En estas últimas décadas, cualquier intento de contacto del mundo exterior ha terminado en hostilidades y en un rechazo violento por parte de esta comunidad.
El diario íntimo que John Allen Chau mantuvo hasta los últimos días y horas antes de su muerte muestra a un joven viajero que se veía como un misionero cristiano.
“Ustedes quizás piensen que estoy loco por hacer todo esto pero yo creo que vale la pena proclamar a Jesús a esta gente”, escribió a su familia, en una última carta escrita en la mañana de su muerte.
“No es en vano. Las vidas eternas de esta tribu están al alcance de la mano y estoy impaciente para verlos adorar a Dios en su propio lenguaje”, dijo en referencia a los versículos de la Apocalipsis (7, 9-10).
Poco después de haber escrito estas líneas, Chau llegó a la playa de la isla. Nunca más regresó.
Los pescadores que lo transportaron ilegalmente hasta la isla se quedaron frente a la costa. Desde allí pudieron ver como cayeron sobre él una multitud de flechas pero continuó andando. Los autóctonos le pasaron luego una cuerda por el cuello y arrastraron su cuerpo.
El diario de este aventurero, cuya cuenta en Instagram está repleta de imágenes de sus viajes, revela que estuvo preparando este proyecto desde hacía tiempo, en secreto y “en nombre de Dios”.
Con información de CNN, The Washington Post y AFP