Nueva York. Un ex narco mexicano detalló el jueves cómo el Cártel de Sinaloa pagaba sobornos en dólares a altos policías y otros funcionarios para proteger sus operaciones de tráfico de drogas. Jesús Zambada dijo que en una ocasión, Joaquín 'El Chapo' Guzmán, le ordenó que le diera 100.000 dólares y un abrazo a un general, al que identificó como Toledano, antes de llevar a cabo una operación de narcotráfico en el estado de Guerrero.
Zambada declaró por segundo día como testigo de cargo en el juicio a Guzmán. El miércoles, Zambada identificó a Guzmán en la corte y dijo que era “uno de los narcotraficantes más poderosos de México”. También explicó cómo el cártel obtenía ganancias enormes al introducir toneladas de cocaína en Estados Unidos.
Los abogados defensores alegan que los cargos contra Guzmán son falsos.
Además, Zambada García aseguró que durante su tiempo en el Cártel de Sinaloa pagó sobornos a numerosas autoridades, entre ellos al comandante de la Procuraduría General de la República, al de la Policía Federal de Caminos, al de la Policía Judicial del Distrito y al de la Policía del Distrito, e incluso a la Interpol.
En Ciudad de México, plaza de la que se ocupaba, se pagaban aproximadamente un total de 300.000 dólares mensuales en sobornos, dio Zambada.
Según explicó ante el tribunal, a cambio el Cártel de Sinaloa recibía protección de las autoridades y lograba que se desviasen o paralizasen investigaciones sobre asesinatos cometidos por sus miembros.
Zambada García, también conocido como “El Rey”, detalló también cómo los distintos capos del Cártel de Sinaloa se repartían territorio en México y cómo se pasaban las drogas a Estados Unidos, utilizando automóviles, camiones y túneles.
En la mayor parte de esas operaciones, el narcotraficante involucró directamente al Chapo, insistiendo en que era el “socio” de su hermano, Ismael Zambada “El Mayo”, considerado el actual líder del cártel, a quien la defensa de Guzmán busca señalar como el verdadero cabecilla de toda la operación.
Joaquín “El Chapo” Guzmán, acusado por el Gobierno de EE.UU. de narcotráfico y de mantener una empresa criminal durante dos décadas como jefe del Cártel de Sinaloa, se enfrenta desde pasado día 5 a una eventual cadena perpetua, en un proceso judicial que se celebra en la corte federal de Brooklyn entre fuertes medidas de seguridad.
Zambada, de 57 años, contador de formación y quien fue detenido en el 2008, es el primero de varios colaboradores oficiales que se aprestan a desatapar el funcionamiento interior de un cártel de drogas notorio por su violencia y su sed de drogas y dinero.
Los abogados de Guzmán dicen que éste es víctima de una conspiración y que testigos como Zambada no son más que mentirosos ansiosos por reducir sus penas.
Pese a su corta estatura y su apodo de “El Chapo”, Guzmán era una figura gigante en México, ampliamente temido y admirado. Su defensa está tratando de contrarrestar esa imagen, aseverando que era un peón de poca importancia dentro de una gran organización delictiva.
El miércoles, la fiscalía federal mostró un video de un sofisticado túnel que comenzaba en México y desembocaba en un almacén en Arizona que, según dijeron, era usado para llevar drogas a Estados Unidos. El almacén estaba a apenas dos cuadras de la oficina de aduanas en la ciudad fronteriza de Douglas.
Guerra de cárteles
Zambada contó la historia del surgimiento del Cártel de Sinaloa y dijo que Guzmán formó una alianza con varios narcotraficantes para enfrentarse a la poderosa familia de los Arellano Félix.
“Siempre hay muchas muertes”, dijo sobre las guerras del narcotráfico.
Las víctimas incluyeron jefes narcos en un club nocturno en Puerto Vallarta, donde Zambada dijo que Guzmán intentó sin éxito asesinar a uno de los Arellano Félix en 1992.
Zambada admitió que él participó en varios complots de asesinato, aunque dijo que nunca mató personalmente a nadie.
Fuente: AP / EFE / Reuters