En algún momento, tras ser detenidos en agosto de 2017 por las autoridades de Malasia, los chilenos Felipe Osiadacz y Fernando Candia temían ser condenados a morir en la horca, luego de que se les acusara de ser los responsables del deceso de una persona. Fueron meses de angustia no sólo para ellos, sino que también para sus familias; sin embargo, la historia dio un vuelco y estos dos jóvenes podrán salir de prisión en diciembre. Todo esto, en parte, gracias al trabajo de una madre y su hija.
Saraswathy Devi y Venkateswari Alagendra son dos reconocidas abogadas de Malasia especialistas en derecho penal y con experiencia representando a ciudadanos extranjeros. Ambas afirman que jamás han perdido un juicio, gracias a su gran manejo y su estrategia de lograr acuerdos con la contraparte.
Todo eso llevó a las familias de Osiadacz y Candia a contratar sus servicios, gracias a la gestión de la embajada de Chile en Malasia, que desde la detención de los jóvenes ha prestado apoyo logístico y de contención a los afectados.
Así, desde el momento que asumieron la defensa de los jóvenes chilenos, las dos especialistas mostraron confianza en revertir la situación y llegar a un escenario favorable para sus clientes. “No se preocupen por la pena de muerte. Tengo confianza en el proceso”, decía en agosto Saraswathy Devi a T13, recalcando que la pena capital “no está sobre la mesa”.
Y así fue. Tanto Devi como su hija se dedicaron en cada audiencia a derribar una por una las pruebas de la fiscalía, la que incluso en algún momento intentó pactar una condena de 30 años de cárcel, lo que fue rechazado por la defensa. Finalmente, el tribunal condenó a los chilenos a dos años de cárcel luego de que se declararan culpable de homicidio culposo tras una intensa negociación. Ya llevan 15 meses de presidio y podrían lograr la libertad por buena conducta en diciembre, al cumplir dos tercios de la pena.
► Una vida dedicada al derecho
Saraswathy Devi viene de una familia de abogados: siete de sus ocho hermanos estudiaron derecho en Inglaterra, al igual que ella, que egresó en 1960, trasladándose ese mismo año a su natal Malasia. Se convirtió así en una de las primeras mujeres en dedicarse a esta profesión en su país, debiendo lidiar contra el machismo de algunos hombres que la discriminaron y le señalaron que los tribunales no eran un lugar “apropiado” para ella, según relató en 2003 al diario The Star.
No obstante, 58 años después, Devi logró hacerse un nombre en su país y transformarse en una de las abogadas más connotadas en lo que respecta al derecho penal, abordando casos que abarcan delitos que conllevan a la pena de muerte, como homicidios, narcotráfico y secuestros.
Del mismo modo, esta abogada también se ha dedicado a defender a mujeres y niños extranjeros en casos relacionados con la prostitución y tráfico de drogas.
Su trayectoria también le ha permitido fundar y ser parte de organizaciones internacionales como la Asociación Legal de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) y la Federación Internacional de Mujeres Abogadas, que presidió entre 2002 y 2005.
► Herencia familiar
Devi inculcó el amor por su profesión a sus cuatro hijas, quienes decidieron seguir el camino de su madre y también se abrieron paso en la abogacía. Una de ellas es Venkateswari Alagendra, quien también asumió la defensa de Osiadacz y Candia. Al igual que su progenitora, esta abogada estudió Derecho en Inglaterra, en la Universidad de Londres y se especializó luego en Malasia.
En sus 23 años de carrera, Alagendra se ha ganado un prestigio en su país trabajando principalmente en casos penales. No obstante, también se ha desempeñado en casos internacionales, trabajando con su hermana Shyamala Alagendra.
Así, participó en el equipo que defendió al ex Presidente de Kenia William Ruto y el embajador Francis Muthaura ante la Corte Penal Internacional (CPI) en juicios por crímenes de guerra y contra la humanidad ocurridos en el país africano: ambas acusaciones fueron declaradas nulas. Del mismo modo, asesoró al equipo que defendió al político Fatmir Limaj en Kosovo, acusado de crímenes de guerra y corrupción.
Actualmente, forma parte del Comité de Membresía de la Asociación de Abogados de la CPI, que se encarga de revisar y aprobar o rechazar las solicitudes para ingresar a dicha agrupación.
Ahora, Alagendra y su madre suman un nuevo triunfo jurídico, uno que esta vez fue celebrado al otro lado del mundo.
Fuente: Emol