Se llama WT1190F, tiene un tamaño de entre uno y dos metros, y en este preciso instante está viajando desde el cielo hacia la Tierra.
Si su trayectoria continúa tal y como está previsto, este misterioso fragmento de basura espacial ingresará en la atmósfera terrestre el 13 de noviembre a las 06:19 GMT.
Pero no te alarmes, lo más probable es que se desintegre apenas haga contacto con la atmósfera, y si todavía queda algún remanente, caerá en el Océano Índico a unos 65 Km de la costa de Sri Lanka.
¿Pero qué es y de dónde salió este objeto de nombre tan poco atractivo?
Dadas sus características -su tamaño y su densidad, que indica que es hueco- es muy posible que se trate de un objeto artificial, “una pieza perdida de la historia espacial que regresa para perseguirnos”, dice Jonathan McDowell, investigador del centro de astrofísica Harvard-Smithsonian, en Estados Unidos.
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Podría ser, por ejemplo, una parte de un cohete o un panel solar que se desprendió de una misión reciente a la Luna.
Aunque también existe la posibilidad de que sea mucho más antiguo, incluso de la era de los programas Apolo de la NASA.
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Fuera de peligro
WT1190F fue detectado por el Catalina Sky Survey, un programa basado en la Universidad de Arizona, en EE.UU., cuya misión es descubrir asteroides y cometas que pasan cerca de la Tierra.
Intrigados por este objeto que tiene una órbita altamente elíptica, los científicos reconstruyeron su trayectoria indagando observaciones hechas en el 2012 y 2013.
Su llegada, afortunadamente, no representa un peligro debido a su masa y al sitio en el que hará impacto.
Promete ser en cambio un fenómeno bello de observar, ya que por unos instantes se tornará brillante en medio del firmamento, y, sobre todo, una gran oportunidad para recabar información y ampliar nuestro conocimiento sobre cómo reaccionan los objetos al atravesar la atmósfera.
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WT1190F ingresará en la atmósfera terrestre el 13 de noviembre.
Esto permitirá mejorar los modelos orbitales y las herramientas para predecir el reingreso de objetos a la Tierra.
Por otra parte, servirá para poner a prueba los planes que los astrónomos contemplan para coordinar esfuerzos en el caso de que un objeto potencialmente peligroso se acerque a nuestro planeta.
Actualmente hay catalogados 20 de estos objetos artificiales que se mueven en una órbita lejana.
No obstante se teme que haya muchos más, aunque resulta imposible saber cuántos.
De acuerdo a las cifras más recientes de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), hay cerca 500.000 fragmentos de basura espacial de entre 1 y 10 cm.