“Estoy muy triste por la muerte de este joven que vino desde Estados Unidos. Pero cometió un error. Tuvo la oportunidad de salvarse, pero insistió y lo pagó con su vida”.
Son palabras del octogenario antropólogo indio TN Pandit, una de las pocas personas que ha tenido contacto con la temible tribu de los sentineleses que vive en las islas Andamán, en India.
La muerte del joven estadounidense John Allen Chau ha atraído la atención mundial hacia la tribu, que sigue siendo uno de los pueblos más aislados del mundo.
Los pescadores que habían transportado a Chau a Sentinel del Norte el 17 de noviembre dijeron que vieron cómo miembros de una tribu arrastraban un cuerpo por la playa y lo enterraban. Los funcionarios indios se enfrentan a una difícil tarea para recuperar los restos.
Pandit también se enfrentó a una situación tensa cuando los visitó como miembro de una expedición del gobierno en 1991.
En conversación telefónica con la BBC, Pandit recuerda vívidamente su encuentro más memorable.
“Cuando iba a regalarles unos cocos, me separé un poco del resto de mi equipo y comencé a acercarme a la orilla. Un joven sentinelés hizo una mueca curiosa: tomó su cuchillo y me indicó que me cortaría la cabeza. Inmediatamente llamé al barco y me retiré rápidamente”, relata Pandit.
“El gesto del chico es significativo. Dejó claro que no era bienvenido”.
Caras sombrías
“Habíamos traído regalos como ollas y sartenes, grandes cantidades de cocos, herramientas de hierro como martillos y cuchillos largos. También íbamos con tres hombres de otra tribu local, los onge, para que nos ayudaran a 'interpretar' el habla y el comportamiento de los sentineleses”.
Este es el recuerdo que tiene Pandit de su primera visita, que tuvo lugar en 1973.
“Pero los guerreros sentineleses se nos enfrentaron con caras enojadas y sombrías y completamente armados con sus largos arcos y flechas, preparados para defender su tierra de los 'intrusos'. A veces nos daban la espalda y se sentaban en cuclillas como para defecar”, escribió el antropólogo en un ensayo publicado en 1999.
“Les regalamos un cerdo vivo amarrado, pero tampoco lo apreciaron. Simplemente le clavaron lanzas y luego lo enterraron en la arena”.
Como se sabe muy poco acerca de ellos, existe una gran cantidad de mitos sobre los sentineleses.
“En las islas y en Port Blair (el puerto grande más cercano) existía incluso la creencia popular de que los habitantes de Sentinel del Norte eran en realidad convictos de Pathan (un grupo étnico originario de Afganistán y Pakistán) que se habían escapado de cárceles británicas y habían camuflado su altura y su tez dejándose el pelo largo”, evocó TN Pandit en el mismo artículo.
Contacto pero sin comunicación
Pandit y sus colegas iniciaron en la década de los 70 expediciones para estudiar y establecer contacto con esas esquivas personas.
No lograron ningún gran avance hasta que la situación cambió en 1991.
“Nos quedamos desconcertados, no entendíamos por qué nos lo permitieron”, narra Pandit.
“Tomaron la decisión de encontrarse con nosotros, y la reunión se llevó a cabo de acuerdo con sus condiciones. Saltamos del bote y nos quedamos en el agua, que nos llegaba al cuello, repartiendo cocos y otros regalos. Pero no nos permitieron poner pie en su isla”.
Pandit dice que no estaba demasiado preocupado por un posible ataque, pero que siempre fue cauteloso cuando estaba muy cerca de ellos.
“Durante las interacciones nos amenazaron, pero nunca se llegó a un punto en el que nos intentasen matar o herir. Cada vez que se agitaban, retrocedíamos”.
“Los sentineleses no eran ni altos ni bajos. Llevaban arcos y flechas. Hablaban entre ellos, pero no entendíamos su idioma. Sonaba parecido a los idiomas que hablan los otros grupos tribales de esa zona”.
“Tratamos de comunicarnos con el lenguaje de signos, pero estaban ocupados recolectando cocos”.
Las tribus son conocidas por pescar con arcos y flechas. Se sustentan a base de jabalíes, raíces, tubérculos y miel. No parecen ser marineros. El gobierno ahora ha abandonado las expediciones con regalos para estudiar a la tribu, que no lleva ropa.
Fieramente protectores
Son muy protectores de su territorio y se sabe que atacan a los intrusos.
Cuando los funcionarios indios llevaron a cabo el reconocimiento aéreo de la isla después del tsunami del 26 de diciembre del 2004, un hombre sentinelés intentó derribar el helicóptero con una flecha.
En el 2006 dos pescadores que se acercaron demasiado a la isla de Sentinel del Norte fueron asesinados por la tribu.
No violentos
Tienen reputación de ser violentos, pero Pandit considera que es una apreciación injusta.
“Los sentineleses son personas que aman la paz. No buscan atacar a las personas. No visitan las áreas cercanas ni causan problemas. Este es un incidente raro”.
La Armada y la Guardia Costera de India patrullan rutinariamente el área, pero aun así hay gente que logra acercarse a la isla, como el desafortunado aventurero estadounidense.
Pandit se muestra favorable a reanudar el contacto amistoso con la tribu de los sentineleses restaurando las misiones con regalos a la isla.
“Debemos tratar de establecer una comunicación limitada con ellos. Pero no debemos molestarlos. Debemos respetar su deseo de que los dejen en paz”.