Bogotá, Colombia (El Tiempo / GDA) A pesar de que las últimas encuestas no la muestran como la principal prioridad para los colombianos, la paz seguramente será el eje de la campaña electoral en las próximas tres semanas, en virtud del paso a segunda vuelta del presidente Juan Manuel Santos y el exministro Óscar Iván Zuluaga.
Más allá de los mutuos señalamientos, las conversaciones con las Farc en Cuba han sido el principal punto de divergencia entre el oficialismo y el uribismo, que apoya a Zuluaga.
Por eso cabe esperar que, eliminados los demás candidatos, el debate en torno de los comicios del 15 de junio –que definirán el nombre del próximo Presidente de la República– se concentre en el proceso de paz.
“Inevitablemente, los diálogos serán el tema principal de cara a la segunda vuelta”, sentencia Diego Cediel, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana. Según él, otros asuntos importantes, como la educación y la salud, “quedarán rezagados, como les pasó a los candidatos que trataron de plantearlos”.
Alejo Vargas, director del Centro de Seguimiento al Diálogo de Paz, de la Universidad Nacional, coincide en que el proceso con las Farc será el foco de la discusión en el último tramo de la elección presidencial. En su concepto, los resultados muestran que un alto porcentaje de la opinión es contrario o tiene dudas frente a lo que ocurre en La Habana.
Mientras que al Presidente-candidato le conviene convertir la segunda vuelta en un plebiscito sobre los diálogos de Cuba –que han supuesto un avance histórico en los acercamientos con las Farc–, el aspirante del Centro Democrático intentará capitalizar la incertidumbre de muchos colombianos frente a las intenciones de paz de la subversión.
Por otro lado, la estrecha diferencia entre ambos candidatos hace temer por una agudización de la llamada ‘guerra sucia’ que manchó la campaña durante las últimas semanas y que afectó a Zuluaga y Santos.
“No creo que vaya a haber una irrupción de nuevos temas, sino una intensificación de la estrategia, una mayor polarización, como se desprende del discurso del presidente Santos, que habló de “miedo, guerra y pasado” en la otra campaña, frente a “esperanza, paz y futuro” en la suya –comenta el analista Andrés Molano, de la Universidad del Rosario–. La discusión en la segunda vuelta será menos temática y más personalista, y tendrá tanto de ‘voto por’ como de ‘voto en contra’: contra el uribismo o contra las Farc. Ahí, Santos tiene un mayor margen de captura; la pregunta es si logrará materializarlo”.
Y Diego Cediel coincide: “Infortunadamente, creo que los escándalos y las acusaciones serán, después de la paz, el principal campo de batalla”.
Además del tema de los diálogos con las Farc, del reacomodo de fuerzas políticas que se dará en los próximos días y de la repercusión que puedan tener los escándalos alrededor de ambas campañas, en la segunda vuelta será definitivo el caudal de votantes que se abstuvo de participar en la jornada democrática del domingo, cercano al 60 por ciento en todo el país y superior al 70 en regiones clave, como la Costa Caribe.
En ese sentido, las tres segundas vueltas que ha vivido Colombia al amparo de la Constitución de 1991 pueden arrojar lecciones. Según los datos de la Misión de Observación Electoral (MOE), en 1994 y 1998 la participación de los electores aumentó, frente a la primera vuelta, de 33,7 a 43,3 por ciento y de 52 a 59 por ciento, respectivamente. En cambio, hace cuatro años se redujo de 49 a 44 por ciento.
VEINTE AÑOS DESPUÉS“En 1994 había una polarización bastante grande y la primera vuelta no fue concluyente. Luego, en la segunda vuelta, se presentó la mayor participación de los últimos años. En 1998 sucedió algo similar”, comenta Fabián Hernández, especialista en opinión pública de la MOE.
“En cambio, hace cuatro años no había polarización y la diferencia en la primera vuelta (46,67 contra 21,5 por ciento) hacía prever que, incluso unido con otras fuerzas, a Antanas Mockus no le alcanzaría”, añade el experto.
El escenario actual, entonces, hace pensar en un aumento del número de votantes en la segunda vuelta, pues “cuando hay polarización el ciudadano siente que su voto puede hacer la diferencia”, afirma la directora de la MOE, Alejandra Barrios. Sin embargo, adelanta la experta, hay un factor que no se debe menospreciar: “el efecto Selección Colombia”.
En su concepto, el hecho de que el 14 de junio el equipo de Pékerman juegue contra Grecia en el Mundial de Brasil puede fomentar la abstención, “bien sea porque la gente se enrumbe en las casas (habrá ley seca) o porque esté baja de nota”.