El viernes, el papa Francisco dio una de sus declaraciones más fuertes con respecto a los abusos sexuales contra menores perpetrados por religiosos. “Cambien y entréguense a la justicia humana, y prepárense para la justicia divina”, dijo en su mensaje anual a la curia romana, donde además apoyó las investigaciones periodísticas.
Luego de iniciar el año con un desliz en su visita a Chile, cuando apoyó al obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima, Francisco decidió elevar el tono contra los pederastas. Al respecto, “El Comercio” habló con el periodista Pedro Salinas, coautor del libro “Mitad monjes, mitad soldados”, que narra los abusos dentro del Sodalicio de Vida Cristiana.
“Hay que celebrar lo que ha dicho el Papa y hay que ver esto con mucho optimismo para que por fin se combata esta lacra de los abusos, que hace rato hizo metástasis en la Iglesia Católica”, expresó.
—¿Cómo calificas estas palabras del Papa?Es la primera vez que un Papa se pronuncia a favor de las investigaciones de periodistas respecto a estos casos de una forma sincera y auténtica. En el pasado hemos tenido las declaraciones de Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero sobre todo del primero, que siempre fue crítico contra los medios a quienes acusaba de buscar el escándalo, de alimentarse de estas noticias para vender, escamoteando el fenómeno de la pederastia clerical. Esa ha sido la tendencia de la Iglesia respecto a las investigaciones periodísticas, que han señalado siempre los abusos sexuales.
—¿A qué se debió el cambio de actitud del Papa Francisco? ¿Crees que lo que ocurrió en Chile sirvió para tomar el toro por las astas?El Papa en Chile metió la pata hasta en tres oportunidades, porque incluso camino a Roma volvió a insistir en su defensa del obispo Juan Barros.
Para mí, está claro que hay un antes y un después de la visita que hicieron al Vaticano los chilenos Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, víctimas del cura Karadima. El Papa los invita y los escucha durante horas. Y yo me atrevo a decir que es Juan Carlos Cruz quien ha tenido la virtud de hacerle ver al Papa la magnitud de este problema, el que lo ha hecho entrar en razón, el que le cambió la visión.
Estamos hablando del primer Papa en la historia que está tomando medidas reales, radicales, contundentes y eficaces. Ratzinger jamás hizo algo por el estilo, solo se refirió al tema, y no hablemos de Juan Pablo II que fue el principal encubridor de pederastas.
—¿Cuánto influyó ese viaje a Chile? Yo estuve en Santiago cuando el Papa llega a Chile, y en su primera intervención en el Palacio de la Moneda da un discurso muy sentido pidiendo perdón sobre los abusos sexuales en el país. Dejó callados a todos. Poco antes, había hecho una jugada muy política en el caso peruano porque nombró como comisario del Sodalicio al colombiano Noel Antonio Londoño, que es actualmente la autoridad canónica del Sodalicio.
El Papa tenía clarísimo que en la visita a Chile y Perú el tema de los abusos sexuales a menores no iba a pasar desapercibido y tuvo estos dos gestos políticos audaces. Pero funcionó en el Perú, y no en Chile. Porque acto seguido de la visita a la Moneda, el Papa se va a concelebrar una misa al Parque O Higgins donde lo esperaban más de 5 mil personas. Hasta ese instante Chile estaba en ‘modo Papa’ y me consta. Pero el Papa concelebra la misa con todos los obispos de Karadima, porque Juan Barros no fue el único encubridor. Y ahí la sociedad chilena reaccionó, y a partir de ese instante los chilenos dejaron de participar en muchas de las actividades, la gente perdió el interés y el entusiasmo y hasta hubo rechazo y rebeldía.
Por eso yo creo que las conversaciones con estos tres chilenos lo sensibilizaron especialmente sobre este tema, y tenemos ahora por primera vez a un Papa que sí quiere enfrentar este problema, que ya ha hecho metástasis en toda la estructura eclesiástica. Lamentablemente, el Papa no está siendo acompañado por sus pastores.
—Se dice que el Vaticano es una olla de grillos y que Francisco tiene un grupo muy cerrado de personas en las que confía. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias para el Papa? ¿Va a lograr algo solo con estas palabras?La Iglesia Católica no solo es una olla de grillos, sino que es un ser enfermo que tiene que renovarse y reconstituirse, y para eso requiere de medidas drásticas y hasta traumáticas. Yo creo que el Papa ha entendido eso y está apretando el acelerador. Estamos hablando de un papa de 82 años, por eso es que hay muchos cardenales y autoridades vaticanas que se hacen los locos, o incluso, están yendo a contracorriente de lo que dice el Papa. Tienes ahí el caso del cardenal Carlo Viganó, que quiere conspirar contra el Papa y pretende hacer lo mismo que le hicieron a Ratzinger y moverle el piso.
Lo bueno es que tenemos un Papa que no se tira para atrás, ha metido la pata pero se corrige. Francisco nos ha demostrado que es un tipo humilde que si se da cuenta que comete un error, se rectifica con creces.