Una treintena de taxistas fueron hospitalizados hoy, después de que las autoridades los encontraran tirados en el suelo en una de las avenidas comerciales más importantes de Beijing, tras al parecer, haber bebido pesticida a modo de protesta.
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Los conductores viajaron desde la provincia norteña de Heliongjiang, donde trabajan, hasta la capital y, según un comunicado publicado en internet, por la Policía local, tomaron ese producto.
Medios locales informaron de que los taxistas decidieron ir a Beijing para quejarse por la manera en que su empresa de taxi en Heliongjiang había renovado el contrato de alquiler de sus vehículos.
Los taxistas llevaron a cabo su protesta en Wangfujing, una de las zonas de tiendas de lujo más conocidas de la capital china y cercana a la plaza de Tiananmen.
Allí, la Policía encontró a los ciudadanos inconscientes en el suelo y botellas de lo que al parecer era pesticida, algunas de ellas vacías.
Las autoridades aseguran que los taxistas están estables, y han enviado a varios equipos a Heliongjiang para investigar lo ocurrido.
En las fotografías que han circulado por las redes sociales chinas, aparece el grupo de taxistas tumbados en el suelo, una furgoneta policial y un gran número de personas tras un cordón policial.
Las autoridades trasladaron a los taxistas y dispersaron a la gente concentrada, según pudo comprobar Efe.
No obstante, un dispositivo policial permanece a la entrada de la avenida peatonal, con dos automóviles de vigilancia, y otros dos vehículos en medio de la calle, que hoy está repleta de turistas al ser sábado y parte de un festivo de tres días en el país.
En China, es común que personas de otras provincias o regiones, se trasladen a Beijing a protestar por algún problema que no ha sido atendido por las autoridades de su lugar de origen.
Estos ciudadanos son denominados “peticionarios” en el país asiático, y comúnmente son perseguidos por el gobierno de su localidad, que trata de impedir que viajen a la capital a protestar.
En ocasiones, las autoridades locales incluso acaban arrestándoles de manera preventiva e ilegal y encerrándoles en las llamadas “cárceles negras”, desde hostales hasta centros para la tercera edad que son usados a modo de prisiones temporales.
Fuente: EFE