Amontonados como ganado. Así fue la travesía de unos 800 inmigrantes sirios que escapaban del infierno de la guerra en su país y terminaron en manos de traficantes que los dejaron a la deriva. El motor del oxidado barco mercante Blue Sky fue bloqueado y su rumbo fijado hacia las costas de Italia en víspera de Año Nuevo.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La foto tomada por uno de los inmigrantes evidencia que las cientos de personas viajaban hacinadas en las bodegas y la cubierta de la vieja nave, echados sobre mantas mugrientas y sin prácticamente nada que llevarse a la boca durante más de una semana.
#SawaAlAssad. 900+ #Syrian Immigrants,among them 200 children under 10, aboard a freighter #Syria pic.twitter.com/Dx7H3Ih3UQ— SaveWhatLeftOf#SYRIA (@AejKhalil) diciembre 27, 2014
El capitán del Blue Sky contó su periplo al periódico italiano “La Repubblica” del domingo.
“Me prometieron 15.000 dólares y la posibilidad de venir con toda mi familia”, explica Sarkas Rani, un sirio de 36 años, según un relato reconstituido en base a su interrogatorio realizado por la policía italiana que lo arrestó el 31 de diciembre en Gallipoli (sureste).
“Llegué a Turquía en avión desde Líbano, donde estaba refugiado. Allí me contactó un conocido que sabía que yo era capitán de navío”, agrega.
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Foto: Reuters
Ambos hombres se encuentran en Estambul, se ponen de acuerdo y Sarkas Rani se embarca con tres hombres más en el Blue Sky con bandera moldava rumbo a Mersin. En este puerto turco cercano a la costa siria, el barco permanece dos días esperando a los migrantes.
“La Repubblica” afirma que los traficantes difundieron un anuncio en Facebook, en el que ofrecían una travesía por 5.500 dólares por persona o 4.500 dólares para los grupos de por lo menos 25 personas.
El tercer día, un barco lleva al primer grupo de 30 personas al Blue Sky. Durante cuatro días prosiguen las idas y venidas y el 25 de diciembre hay cerca de 800 personas, hombres, mujeres y niños, en el carguero.
Según Rani, las autoridades turcas no realizaron ninguna verificación.
“Yo mismo tracé la ruta hacia Italia”, cuenta. Dado el mal tiempo, se acerca a las costas griegas y toma contacto con las autoridades para obtener la autorización de ponerse a cubierto en una bahía hasta que mejoren las condiciones meteorológicas. Las autoridades griegas le otorgan dicha autorización sin tampoco llevar a cabo ninguna verificación, agrega Rani.
El barco vuelve a zarpar rumbo a la costa sur de Italia. Sarkas Rani abandona el puente de mando y se refugia en la cala tras haber bloqueado el timón y el motor. El navío avanza a unos seis nudos (11 km/h) directamente hacia la costa y se hubiera estrellado de no mediar la intervención de la marina italiana.
Los guardacostas localizan el navío que no responde, suben a bordo y a menos de cinco millas (9 km) de la costa logran tomar el mando del carguero, antes de conducirlo al puerto de Gallipoli con 768 sirios a bordo.
Dos días después, la marina italiana intercepta otro carguero con 360 migrantes sirios a bordo.
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Foto: AP
La agencia fronteriza europea Frontex considera que estos “barcos fantasmas”, que son abandonados a su suerte, representan “un nuevo grado de crueldad” de las bandas de traficantes. “Es el nuevo fenómeno de este verano”, dijo en Varsovia la portavoz de Frontex, Eva Moncure.
“Es un negocio multimillonario”, añadió. Sólo el año pasado llegaron más de 150.000 personas en barcos a Italia. “A cada uno de estos refugiados le sacan miles de euros o dólares para ser transportados por mar”, explicó Moncure.
Los expertos estiman que en el Mediterráneo el tráfico de personas se convirtió entre tanto en un negocio más lucrativo que el narcotráfico. La ventaja de estos traficantes es el fuerte anhelo de miles de personas de querer salir de Siria u otros Estados en crisis en Medio Oriente.