Con escasa asistencia de votantes a los centros electorales arrancaron el domingo los comicios presidenciales en los que el mandatario Nicolás Maduro figura como favorito para lograr la reelección por seis años más en medio de la compleja crisis económica y social que golpea al país petrolero y cuestionamientos locales e internacionales.
En medio de la jornada surgieron algunas denuncias sobre la instalación de puntos oficialistas para control de votantes cerca de algunos centros electorales en la capital, hechos que fueron considerados como irregulares por parte de opositores.
Más de dos millones de venezolanos han abandonado su país en años recientes en busca de una vida mejor en el extranjero, mientras que quienes permanecen deben padecer el estar horas en fila para comprar alimentos subsidiarios y retirar dinero en efectivo, el cual es ahora casi imposible de encontrar.
Aunque las encuestas muestran que la mayoría de los venezolanos responsabilizan a Maduro de los crecientes problemas, aún aparece como el favorito para ganar en parte gracias a que sus principales rivales boicotearon la elección ante la desconfianza hacia la autoridad electoral, la cual es controlada por partidarios del gobierno.
“Hoy es un día histórico electoral”, afirmó el mandatario, vestido con camisa roja, tras votar de primero en un centro del oeste de la capital, a donde acudió acompañado de su esposa y su hijo.
Maduro acusó a Estados Unidos de promover una “campaña feroz” para afectar los comicios presidenciales y dijo que pese a esas acciones “no pudieron” detener la consulta.
“Al mundo le digo, respete”, expresó el gobernante desestimando los anuncios de más de una veintena de gobiernos de que no reconocerán los resultados. “No se puede seguir jugando desde gobiernos irresponsables de la derecha oligárquica y corrupta de América Latina a presionar a Venezuela, a aislar a Venezuela”, una acción que consideró como “criminal”.
Maduro adelantó que de resultar vencedor emprenderá un “gobierno de unidad nacional”, insistirá en el diálogo, y realizará cambios en la economía para imponer un nuevo sistema de precios y de distribución y comercialización, pero no ofreció detalles.
Pasadas las seis de la mañana, los centros electorales iniciaron el proceso de apertura de la votación, que se extenderá por unas doce horas o mientras queden votantes en las instalaciones. En total, 20,5 millones de electores que podrán acudir a uno de los 14.638 centros de votación habilitados para la consulta.
Al ritmo de una diana militar y entre fuegos artificiales lanzados desde algunos puntos de la ciudad, los seguidores del gobierno iniciaron al amanecer el recorrido hacia los centros de votación.
A pesar de los llamados a votar hechos por el oficialismo, en un recorrido que realizó la AP por algunas instalaciones de votación del este de la capital, se observó filas de menos de veinte personas en los centros y algunas mesas vacías, situación que dista mucho de anteriores consultas presidenciales cuando desde el amanecer miles de personas se aglomeraban en los centros para sufragar.
“Algo está pasando. En los años que he votado nunca había visto algo como esto. No está votando nadie”, confesó sorprendida María Arnal, ama de casa de 57 años, al relatar que en las elecciones del 2013, en las que ganó Maduro, debió realizar desde la madrugada una larga fila de varias horas y ahora votó en pocos minutos.
Arnal atribuyó la escasa concurrencia al desánimo que siente la gente por la crisis. “No se consigue nada para comer ni medicinas y todo está demasiado caro”, agregó.
“Tenemos una excelente afluencia en la mayoría de los centros del país”, afirmó el ministro de Comunicación y jefe del comando de campaña oficialista, Jorge Rodríguez, al anunciar a la prensa que más de dos millones y medio de venezolanos han salido a sufragar hasta el momento.
Rodríguez consideró el evento electoral como una “victoria” de los venezolanos.
A pesar de que las autoridades prohibieron la instalación de puntos de los partidos cerca de los centros de votación, la AP constató que frente al centro de votación del colegio público José de Jesus Arocha, de la barriada pobre de Petare, los oficialistas colocaron un pequeño toldo rojo para escanear los llamados “carnet de la patria” de los votantes, y hacer que algunos electores firmaran una lista del Partido Socialista Unidos de Venezuela.
“Allá en el centro de votación nos dicen que vayan a escanear el carnet”, indicó Yésica Vargas, una vigilante privada de 28 años, tras pasar por el puesto de control oficialista.
A pesar la difícil situación que padecen los venezolanos, Vargas dijo que “esperamos que pase algo bueno” luego de las elecciones. La joven vigilante, que se identificó como beneficiaria de un programa estatal de venta de alimentos subsidiados, confesó que debió pasar por el punto de control oficialista porque se lo exigen en su comunidad.
Claudio Fermín, jefe de campaña del comando del candidato independiente Henri Falcón, rechazó la situación y dijo a la prensa que habían recibido denuncias de que en las barriadas pobres capitalinas de Petare y Antimano el oficialismo instaló “puntos rojos” frente a los centros de votación, y que allí se estaban escaneando los llamados “carnet de la patria” de los electores, hecho que consideró como “completamente irregular”.
Organizaciones locales de defensa del voto y opositores han señalado al gobierno de Maduro de aplicar una “extorsión política” al utilizar los programas de venta de alimentos subsidiados y otros planes estatales para conseguir votos, pero las autoridades han desestimado las denuncias.
El principal rival de Maduro, el candidato independiente Henri Falcón, ha enfrentado el doble desafío de competir contra el poderoso presidente y al mismo intentar convencer a los venezolanos de que desafíen el boicot a las elecciones al que convocó la principal coalición opositora.
Calificando a Maduro como el “candidato del hambre”, Falcón ha hecho campaña con la promesa de dolarizar los salarios _ pulverizados por una inflación del 13.776%, según estimaciones de congresistas opositores _, aceptar ayuda humanitaria y buscar asistencia del Fondo Monetario Internacional, opciones rechazadas por el actual presidente por considerar que equivaldrían a rendirse al “imperio” estadounidense.
En la contienda presidencial también está el pastor evangélico Javier Bertucci, quien ha cortado parte del respaldo a Falcón al ofrecer sopa en sus actos de campaña.
Alrededor del 80% de los venezolanos creen que Maduro ha realizado un mal trabajo, y se espera que la participación en los comicios sea la más baja desde que Chávez fue electo en 1998, debido a que apenas un 34% ha dicho que está seguro de que irá a votar, de acuerdo con una reciente encuesta de la firma Datanalisis.
La elección ha generado críticas debido a que prohibieron a varios de los rivales más populares de Maduro a competir en los comicios, además de que otros fueron forzados a exiliarse. Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos ya han dicho que no reconocerán los resultados.
Además, las tácticas de presión perfeccionadas en campañas anteriores se han incrementado, lo cual inclina la balanza aún más a favor de Maduro.
Casi 75% de la gente dijo que han recibido cajas con alimentos subsidiados por el gobierno en los últimos tres meses, de acuerdo con Datanalisis, y Maduro ha prometido a los 16,5 millones de personas con “carnets de la patria” que serán recompensados por sus votos.
“Esta no es una elección competitiva ni democrática, y los resultados pueden no reflejar la preferencia y decisión de los electores”, dijo Luis Vicente León, presidente de Datanalisis.
Sin embargo, algunos cuestionan la decisión de no competir en una elección, aun y cuando es vista ampliamente como manipulada.
Javier Corrales, un experto en Venezuela del Colegio Amherst, dijo que la estrategia de la oposición podría ser tan desastrosa como el boicot de los comicios legislativos de 2005, los cuales llevaron al partido en el poder a quedarse con todos los escaños y aprobar legislaciones que quitaron los límites a la reelección presidencial, lo cual fortaleció aún más a Chávez.Fuente: AP