Monrovia (AP)
Policías antimotines y soldados bajo orden presidencial utilizaron el miércoles trozos de madera y alambre de púas para evitar que 50.000 personas salgan de un barrio pobre de Liberia, en un intento por contener la epidemia de ébola que ha dejado 1.350 muertos en el occidente de África.
Cientos de residentes del barrio se enfrentaron con las fuerzas de seguridad, furiosos por ser culpados y aislados por un gobierno que no ha retirado rápidamente los cadáveres de las calles. Un niño de 15 años se hirió al tratar de cruzar el cerco de alambre mientras soldados disparaban al aire para dispersar a la multitud.
La Organización Mundial de la Salud señaló que la cifra de muertes está aumentando más rápidamente en Liberia, donde hasta ahora han fallecido 576 personas por ébola. Al menos 2.473 personas se han enfermado en todo el occidente africano, cifra superior al total de las dos decenas de epidemias previas.
La agencia de salud de la ONU advirtió además sobre escasez de alimentos, agua y otros artículos básicos en centros de población del occidente de África.
Y si la situación es mala en estas ciudades, es mucho peor dentro de West Point, un barrio densamente poblado rodeado de aguas negras que ocupa una península de 800 metros a orillas del mar en el borde de la capital de Liberia.
West Point sufre de negligencia gubernamental incluso en las mejores épocas, y la desconfianza hacia las autoridades es desenfrenada. La defecación al aire libre es uno de los principales problemas. El agua potable es transportada en carretillas, y la gente depende de un mercado local para conseguir alimentos. Ahora muchos de los comerciantes del mercado están encerrados en el barrio, los precios se han duplicado y la comunidad está en desorden, dijo Richard Kieh, residente del vecindario.
“¿Por qué maltratan a la gente de esta manera? ¿Cómo podemos considerar este tipo de gobierno como pacífico? No es justo; somos humanos”, se quejó Mohamed Fahnbule, otro residente.
El ébola solo se transmite a través de contacto directo con fluidos corporales de personas enfermas con síntomas. Médicos y enfermeras están entre las personas en mayor riesgo de contagio, así como quienes manejan cadáveres. Las víctimas con frecuencia sufren muertes horrorosas, sangrando de ojos, boca y oídos, y la tasa de fallecimientos de aproximadamente 50% ha provocado pánico generalizado.
West Point ha sido un punto inflamable. Días antes, residentes saquearon un centro de revisión donde se monitoreaba a gente que había estado en contacto con víctimas de ébola. Los agresores sacaron sábanas y colchones cubiertos de sangre y heces fecales, acusando al gobierno de traer gente enferma a su barrio. Decenas de potenciales portadores del virus fueron trasladados a otras partes de la ciudad.
La presidenta Ellen Johnson Sirleaf respondió imponiendo un toque de queda nocturno y ordenando cuarentenas para West Point y Dolo Town, otro barrio pobre densamente poblado ubicado a las afueras de la capital.
Ordenó además el cierre de salas de cine, clubes nocturnos y otros sitios de reunión, detuvo el servicio de transbordador a la península y mandó desplegar una embarcación de la Guardia Costera para patrullar las aguas circundantes.