El Cairo. Ocho años después de la revolución del 25 de enero, en la que fue derrocado Hosni Mubarak, Egipto se plantea eliminar el límite constitucional de dos mandatos para el jefe de Estado, una garantía para prevenir la instauración de otro “faraón”.
El límite máximo de dos mandatos de cuatro años para el presidente fue introducido por primera vez en la constitución egipcia a través de un referéndum celebrado pocas semanas después de la revuelta de 2011.
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Fue tal vez el mayor logro legal de ese proceso y una conquista que se vio reflejada también en la Constitución aprobada en 2014, tras la llegada al poder de Abdelfatah Al Sisi.
Sin embargo, voces en medios oficiales y en el seno del Parlamento llaman cada vez con más insistencia a enmendar el artículo 140 y permitir así prolongar el segundo mandato de Al Sisi más allá de 2022 o eliminar directamente la prohibición de que opte a un tercer mandato.
Essam Jalil, líder del partido Egipcios Libres, la principal formación del Parlamento, se muestra a favor de prolongar el mandato de cuatro a seis años.
“El mandato de Al Sisi debe ser extendido, ha hecho muchos grandes proyectos que deben ser concluidos y si llega un nuevo presidente no va a continuar con ellos”, señala a Efe Jalil, repitiendo uno de los argumentos más utilizados para justificar que el exmariscal siga liderando Egipto después de 2022.
El político explica que su partido negocia con otros varias enmiendas constitucionales que podrían ser sometidas a votación en “uno o dos meses” en un Parlamento dominado por partidarios de Al Sisi.
En opinión de Jalil, la eliminación del límite de tiempo para que un jefe de Estado permanezca en el cargo no supone un riesgo para el futuro de Egipto, porque el presidente depende de la “voluntad del pueblo”.
“Si no lo hace bien, tenemos la experiencia del 25 de enero” de cómo forzarlo a dimitir, asegura riendo.
Además de las posibles iniciativas en el marco del Parlamento, el pasado diciembre fue admitida a trámite una demanda judicial presentada por un abogado que no esconde su admiración por Al Sisi, en la que solicita que se elimine el artículo 140 de la Carta Magna, porque es “injusto” y “una restricción a la voluntad del pueblo”.
Precisamente, la “voluntad del pueblo” fue el motivo que el mariscal alegó para colgar su uniforme y presentarse a las elecciones de 2014 y para volver a hacerlo en 2018, obteniendo en ambos casos más del 96 % de los votos.
Los opositores a Al Sisi ven cómo desde el ascenso al poder del exmariscal, que derrocó en julio de 2013 al presidente islamista Mohamed Mursi, los progresos en el campo de las libertades y la democracia obtenidos en la etapa postrevolucionaria han sido revertidos.
Si también el límite a la permanencia en el poder del jefe de Estado se eliminara, “la revolución del 25 de enero se habrá ido con el viento”, asegura a Efe Mohamed Anwar El Sadat, expulsado del Parlamento en 2017 por sus posturas críticas con el Gobierno de Al Sisi.
La introducción de ese límite de ocho años fue “un gran éxito” de la revuelta popular y “lo único que queda” de su legado a día de hoy, lamenta el sobrino del difunto presidente egipcio Anwar al Sadat (1970-1981).
Además, teme que no sólo se modifique el artículo 140 y se enmiende la Constitución para permitir que Al Sisi permanezca en el poder “unos diez o veinte años” y con más poderes de los que goza actualmente.
“Estamos repitiendo el mismo error”, advierte Al Sadat, porque Egipto “no puede depender de un sólo hombre”, tal y como ocurrió en la época del presidente Mubarak, que muchos activistas y protagonistas de la revuelta de 2011 comparan con Al Sisi por su mano de hierro con los opositores y sus violaciones de los derechos humanos.
A pesar de que reconoce que el Gobierno cuenta con “todos los medios” para que las enmiendas sean aprobadas cuando llegue el momento, Al Sadat asegura que él y otras figuras políticas, intelectuales y representantes de la sociedad civil van a crear un “frente para defender la Constitución”.
Fuente: EFE