Dakar. El histórico juicio contra el ex dictador de Chad Hissène Habré, conocido como el Pinochet africano“, imputado como responsable de 40.000 asesinatos políticos, comenzó el lunes en Senegal sin la participación del acusado, que calificó al tribunal de ”ilegítimo“ y protagonizó varios incidentes en la sala.Seguir a @Mundo_ECpe!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Vestido con un atuendo tradicional de color blanco, Habré se negó a entrar a primera hora de la mañana a la sala del Palacio de Justicia de Dakar al no reconocer la legitimidad de este tribunal, creado expresamente por la Unión Africana y la ONU, que lo juzga como supuesto responsable de 40.000 asesinatos políticos durante su mandato.
Tras ser obligado a entrar a la sala, donde tampoco estaban sus abogados, el ex dictador empezó a gritar, puño en alto, “Abajo el imperialismo”, lo que llevó a los jueces a ordenar su traslado a una habitación de aislamiento.
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AP
Habré adoptó la misma actitud por la tarde porque, a su juicio, “los que trabajan en este tribunal no son jueces sino unos funcionarios nombrados por políticos”.
Con la ausencia de Habré, el presidente del tribunal, Gberdao Adolphe Kam, tuvo que suspender la sesión hasta el martes, cuando el ex presidente será llevado “a la fuerza” de nuevo ante el tribunal a las 09:00 hora local (la misma hora GMT).
Pese a los incidentes, Habré no ha logrado boicotear el inicio de este histórico juicio, que marca el final de una larga batalla protagonizada por las víctimas para llevarlo ante la justicia en Senegal, donde ha vivido en el exilio en los últimos años.
La excepcionalidad de este proceso ha suscitado gran interés, por lo que cerca de mil personas han asistido al juicio rodeado de importantes medidas de seguridad y más de 200 periodistas -nacionales e internacionales- han sido acreditados para cubrirlo.
“El mundo les escucha, nos escucha”, dijo una portavoz de más de 4.000 víctimas, Jacqueline Moudeina, que insistió en que las víctimas no piden venganza, sino justicia, reparación y que se les devuelva su dignidad.
Los abogados de las víctimas alabaron la apertura de este juicio, que está previsto que se prolongue durante unos tres meses, porque marca el fin de la impunidad de “un terrible dictador que durante casi una década impuso una represión feroz a su pueblo”.
El presidente de la asociación de las víctimas de los crímenes del régimen de Habré, Souleyman Guenguen, expresó a Efe su “total satisfacción por el inicio del juicio del verdugo de miles de chadianos”.
“Hissène Habré lo ha hecho todo, desde hace 16 años, para evitar su comparecencia ante un tribunal, logrando siempre anular todos los procesos entablados. Pero ha llegado por fin la hora de la verdad”, afirmó.
Esta es la primera vez en la historia que un dictador africano es juzgado por un tribunal de otro país del continente, y todo ello a instancias de sus propias víctimas, que fueron apoyadas por diferentes asociaciones internacionales de derechos humanos.
A sus 72 años, Habré podría ser condenado a cadena perpetua si el tribunal le declara culpable de 40.000 asesinatos políticos y más de 200.000 casos de tortura registrados durante su mandato, entre 1982 y 1990.
Este histórico juicio ha sido elogiado por diferentes países como Estados Unidos, que hoy recordó que supone “un paso importante para lograr justicia para las víctimas” y “debe servir como otra advertencia de que, sea cual sea su posición, los autores de atrocidades tendrán que rendir cuantas por ellas”.
Hissène Habré fue presidente de Chad entre 1982 y 1990, cuando fue derrocado por el actual presidente del país, Idriss Déby Itno, y desde entonces ha vivido exiliado en Senegal, donde fue detenido en 2005 por lo crímenes cometidos durante su dictadura.
El Gobierno de Habré sustentó su poder en un régimen de terror dirigido contra la población civil, especialmente en el sur del país (1983-1985), y contra varias etnias árabes como los Hadjerai (1987) y los Zaghawa (1989-1990), ordenando masacres y detenciones masivas cada vez que un líder local osaba levantar la voz.
Fuente: EFE