El primer ministro de Lesoto y su esposa están implicados en la investigación de un asesinato que involucra acusaciones tan siniestras que la situación parece sacada de una novela policial. Desde la capital de la nación del sur de África, Maseru, intentamos desentrañar el misterio.
La gente va como si nada por la ciudad, los vendedores de vegetales alinean sus puestos en las calles, los taxis se apresuran levantando pasajeros.
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A primera vista, todo está en orden, pero durante las últimas semanas los titulares publicados por los periódicos pegados en las vidrieras de las tiendas y atados a los postes de luz revelan las primeras señales de que algo está completamente mal en Lesoto.
“La policía busca a la primera dama”, decía uno en grandes letras a mediados de enero. “Primer ministro en problemas acepta renunciar”, anunciaba otro.
Los titulares se referían a una investigación abierta por las autoridades por el asesinato en el 2017 de Lipolelo Thabane, exesposa del primer ministro Thomas Thabane.
La mujer de 58 años, quien vivía separada de su marido desde el 2012, fue asesinada dos días antes de que Thabane fuera juramentado en su cargo.
Una noche, cuando regresaba a su casa, fue víctima de una emboscada, le dispararon varias veces a quemarropa y murió a la vera de un camino de tierra.
El asesinato sacudió a la nación. En ese momento, Thabane lo describió como un “asesinato sin sentido”.
Al momento de su muerte, el ataque fue atribuido a un grupo no identificado de hombres armados.
Recientemente, el caso dio un giro que derivó el martes en la detención de la actual esposa del mandatario, Maesaiah Thabane, quien se entregó a la policía varias semanas después de que las autoridades emitieran una orden de captura en su contra debido a que no atendía los requerimientos para ser interrogada sobre el caso.
Maesaiah compadeció este miércoles ante los tribunales de su país por el asesinato ocurrido en el 2017 y fue dejada en libertad bajo fianza por el tribunal superior de Maseru, capital de Lesoto.
El comisario de la policía del país, Holomo Molibeli, confirmó a la BBC que la primera dama será imputada formalmente por el crimen.
Molibeli ha sido un actor clave en la deriva que ha tomado el caso, pues fue él quien presentó ante la Justicia un conjunto de documentos que arrojaban nuevas luces sobre la investigación.
Entre estos papeles a los que tuvo acceso la agencia de noticias AFP, estaba la copia de una carta, fechada el 23 de diciembre del 2019, que el jefe de la policía le escribió al primer ministro de 80 años.
“Las investigaciones revelan que hubo una comunicación telefónica en la escena del crimen en cuestión.. con otro celular”, dice la misiva.
“El número de celular le pertenece a usted”.
Tres semanas a la fuga
La orden de arresto en contra de Maesaiah Thabane, de 42 años, fue emitida el 10 de enero pasado, después de que no se presentará al interrogatorio policial.
La mujer no había sido vista en público desde entonces y nadie parecía saber dónde estaba o, al menos, nadie parecía dispuesto a hablar.
La primera dama había permanecido oculta en la vecina Sudáfrica, de donde regresó el martes de esta semana -aparentemente tras un acuerdo entre sus abogados y la policía- haciendo posible su detención.
El primer ministro, por su parte, se sometió a un interrogatorio sobre el caso el pasado 22 de enero.
Amenazas de muerte
Que un primer ministro pueda ser investigado por un caso como este dice mucho sobre la separación del poder judicial y político en Lesoto, pero la investigación no ha sido fácil.
El comisario Molibeli me dijo en una entrevista a finales de enero que la investigación de Thabane fue uno de los casos más complejos y peligrosos en los que trabajó en sus 32 años de carrera.
“No ha sido fácil, ha habido muchos intentos para frenar esta investigación”, apuntó.
“Creo que lo que estamos haciendo está bien, siempre que tenga la conciencia limpia. La gente de Lesoto quiere saber la verdad y nuestro trabajo es investigar y llegar a la verdad”, agregó.
El comisario contó que lo habían amenazado para que frenara la investigación, pero insistió en que no tiene miedo.
“En lo más mínimo. Tengo gente que me apoya. En el pasado, la gente que me habría amenazado era del Ejército. Pero ahora tengo una buena relación con ellos”, dijo. “Solo queremos sacar a Lesoto de este atolladero”.
Molibeli dijo que el caso es "fuerte".
Aquellos que conocían a Lipolelo explican que ella trataba de alejarse del centro de atención y prefería una vida tranquila en el pueblo de Ha Masana, en las afueras de la capital.
Pero los meses previos a su muerte fueron complicados. Las noticias acerca de su prolongado divorcio de Thabane aparecían con frecuencia en los titulares, al igual que las de un proceso iniciado por ella para continuar siendo reconocida como la primera dama legítima de Lesoto.
Divorcio sin acabar
Tras separarse de Lipolelo, Thabane se fue a vivir con Maesaiah como si ella fuera su esposa y ésta disfrutaba de todos los privilegios de ocupar esa posición.
Lipolelo, por el contrario, quedó en problemas.
En el 2015, después de una extensa batalla legal, la Corte Suprema falló en favor de Lipolelo y ordenó al gobierno que dejara de usar fondos del Estado para financiar a Maesaiah.
Determinó además que ésta debería “dejar de desempeñar cualquier función y ejercer cualquier derecho que le correspondía a Lipolelo, como primera dama”.
Fue una derrota humillante para el primer ministro.
El fallo significaba que hasta que se culminaran los trámites del divorcio, Lipolelo seguía siendo legalmente reconocida como su cónyuge y su gobierno estaba obligado por ley a cuidar de ella.
El divorcio nunca se concretó.
Lesoto es un país relativamente pacífico, pero tiene una reputación por asesinar a funcionarios de alto rango.
En el pasado, estos han sido el resultado de disputas en círculos políticos o militares. El propio Thabane huyó una vez a Sudáfrica porque, aparentemente, alguien quería matarlo.
La Señora Lipolelo, como se la conocía aquí, no era una figura política ni alguien que tuviese enemigos políticos. Para muchos, su muerte siempre fue sospechosa.
“Lipolelo merece justicia”
“Quedé muy conmocionado cuando ella murió”, nos dijo Lebohang Liballo, residente de Maseru, la capital de Lesoto. “Lo que le pasó fue tan raro, incluso ahora, todo el secretismo es raro. la Señora Lipolelo merece justicia”.
Aunque la gente está intrigada por el caso y sigue cada detalle, prevalece una sensación de miedo.
Aquellos que aceptaron hablar conmigo me pidieron que no les tomara fotografías.
“Ha sido una gran vergüenza para el país”, dice Bakwena Mofoka. “Nos muestra como algo que no somos”.
Divisiones políticas
El escándalo también tiene implicaciones políticas para el primer ministro.
Mientras que sus seguidores han cuestionado el momento en que se está llevando a cabo la investigación, argumentando que su líder es víctima de una campaña para manchar su nombre, él ha sido forzado a dimitir, aunque no ha dicho cuándo lo hará.
Dijo que dimitirá por su edad, pero no lo vinculó a la investigación.
La gobernante Convención de Todos los Basotos (ABC, por sus siglas en inglés) está profundamente dividida, pero en los días posteriores al escándalo sus miembros intentaron mostrar un frente unido, aunque solo fuera para mantener a raya a los partidos de oposición y darle tiempo a Thabane de planificar sus próximos pasos.
Pero con la reciente aceleración de los acontecimientos no está claro cuánto margen de maniobra le queda para mantenerse en el poder.