Un submarino estadounidense de clase Virginia, el último proyecto de Washington en este ámbito, fue perseguido por una flota rusa en el Océano Ártico, al norte de Noruega y Rusia, en una zona conocida como el mar de Barents.
Pero, ¿qué buscaba la marina estadounidense en aguas tan lejanas? La respuesta, según medios rusos, sería el interés norteamericano por descubrir más sobre la última nave rusa, el Severodvinsk. Un moderno submarino multifuncional de clase Yansen que inició sus operaciones a finales de julio como parte de la Flota Rusa del Norte, la más poderosa del país.
El Severodvinsk fue sacado de los astilleros rusos en el 2010. Desde setiembre del 2011 hasta julio de este año se encontraba realizando pruebas. La gigantesca nave rusa mide 119 metros de largo y en su armamento resaltan los misiles de crucero estratégico, los cuales pueden alcanzar objetivos que estén a 5.000 kilómetros de distancia.
El submarino puede realizar una inmersión máxima de 600 metros y alcanzar una velocidad máxima de 31 nudos.
ESTUDIO MUTUOEstados Unidos y Rusia tenían identificados a todos sus submarinos. El objetivo máximo de ambas flotas es realizar un 'retrato' acústico y electromagnético de las naves enemigas para conocer sus características.
De esta forma, cuando una de las naves aparezca en sus radares, tomará solo unos segundos conocer su nombre y las características técnicas. Pero, sobre todo, conocer los puntos débiles y fuertes del rival.
La marina norteamericana posee los parámetros de todos los submarinos rusos, menos del Severodvinsk.