La reciente prueba de un cañón electromagnético (railgun en inglés) por la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL, ejército chino) ha vuelto a poner en foco este armamento que por mucho tiempo solo existía en la ciencia ficción.
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Y aunque el reciente experimento fue considerado una falla luego que el proyectil se desviara, la capacidad del arma de alcanzar Mach 5 (cinco veces la velocidad del sonido) y una altitud de 15 kilómetros impulsada solo por fuerzas electromagnéticas demostró nuevamente porque este armamento es tan deseado por los países más poderosos del mundo, entre ellos los Estados Unidos. Y es que la superpotencia global también invirtió cuantiosas sumas en su proyecto para tener una versión servible de este armamento, para luego tirar -temporalmente- la toalla en 2021. ¿La razón? Aquí te la explicamos.
¿Qué es un cañón electromagnético y por qué es deseable?
Los cañones electromagnéticos, también conocidos como cañones de riel o ‘railgun’ en inglés, son armas que utilizan la fuerza electromagnéticas para lanzar proyectiles a velocidades extremas.
Inicialmente concebidos por el inventor francés Louis Octave Fauchon-Villeplee en 1918, los cañones electromagnéticos funcionan colocando un proyectil conductor en dos rieles metálicos paralelos. Cuando se aplica a estos rieles una intensa corriente eléctrica, se genera un campo magnético que interactúa con el proyectil, acelerándolo a gran velocidad.
La alta velocidad lograda por los proyectiles, supuesta precisión y la posibilidad de realizar disparos sin propulsores químicos, como pólvora u otros combustibles, hizo de este arma una tentadora opción para ejércitos de todo el mundo e incluso en la Segunda Guerra Mundial los alemanes realizaron investigaciones para construir un cañón antiaéreo eléctrico utilizando los principios de los cañones electromagnéticos. Si bien nunca se terminó por construir un prototipo del arma, documentos encontrados después de la derrota nazi despertaron más interés en la materia, aunque se determinó que el costo en electricidad de uno solo de estos armamentos era prohibitivo.
Entra la Marina de los Estados Unidos
Los Estados Unidos empezó a investigar seriamente la posibilidad de construir cañones electromagnéticos a partir de la década de los 80, realizando estudios teóricos y algunos prototipos en los 90. Pero solo a partir de inicios del nuevo milenio se intensifica la inversión en estos proyectos, con la Marina estadounidense posicionándose como el principal impulsor de esta iniciativa, buscando equipar a sus destructores con esta tecnología.
Es así que desde 2005 la Marina estadounidense empezó a desarrollar lo que llamaban el Electromagnetic Railgun (EMRG) como un arma que utilizaba “los campos magnéticos creados por altas corrientes eléctricas (...) para lanzar proyectiles a velocidades de 4.500 a 5.600 millas por hora (equivalente a 7242 a 9012 km/h) o aproximadamente Mach 5,9 a Mach 7,4 a nivel del mar.”
El proyecto se extendió por un total de 15 años con varios prototipos prometedores, pero nunca vio una versión práctica del mismo; y, para el 2018, se estima que las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos habían invertido hasta US$500 millones en crear un cañón electromagnético.
Habían tres importantes problemas que aquejaban este proyecto. El primero era el alcance, con una distancia de tiro de alrededor de 110 millas (aprox. 180 kilómetros), el cañón electromagnético no podía ser usado por un buque sin que este se expusiera a estar al rango de misiles enemigos.
Otro gran problema era su uso de energía, con solo los destructores clase Zumwalt - de los cuales solo existen tres en el mundo en este momento - logrando suplir las necesidades eléctricas del arma.
Finalmente, el mayor problema era el rápido desgaste del cañón del arma, el cuál solo permitía algunos disparos antes de deteriorarse lo suficiente que requería ser reemplazado. El problema era tan grande que cuando el entonces jefe de operaciones navales, el almirante John Richardson, se presentó al Congreso en 2018, lo calificó del “factor limitante” para el desarrollo de este dispositivo.
Al final, el proyecto fue pausado oficialmente en 2021 mientras que la Marina de los Estados Unidos se concentraban en armamento más práctico, como misiles hipersónicos, armamento de energía dirigida y sistemas de guerra electrónica, entre otras tecnologías.
¿El fin del riel?
Con su reciente prueba, China se ha posicionado a la vanguardia en la carrera por crear un cañón electromagnético (o de riel), incluyendo aparentemente logrando solucionar el mayor problema al que enfrentaron los estadounidenses, el desgaste del cañón. Es así que un artículo del South China Morning Post cita a un grupo de ingenieros navales chinos que lograron desarrollar un cañón electromagnético capaz de realizar varios disparos consecutivos.
Pero China no es el único país desarrollando activamente los cañones electromagnéticos, con India, Alemania, Francia, el Reino Unido y Japón también presentando sus propios avances en esta materia. Justamente este último país ha expresado en el pasado su interés por colaborar en la elaboración de cañones electromagnéticos con los Estados Unidos, posiblemente poniendo a la superpotencia nuevamente en la carrera.
En comunicación con la revista National Defense en abril del 2023, el vice comisionado y director de tecnología de la Agencia de Adquisiciones, Tecnología y Logística del Ministerio de Defensa japonés, Shigenori Mishima, reveló que su país ha trabajado en esta tecnología la última década tanto como un arma defensiva basada en tierra como montada en barcos de guerra. Para eso, desean colaboración con empresas estadounidenses con mayor experiencia en cuestiones como el sistema de guiado y el almacenamiento de energía. “Esos son sus puntos fuertes. Nosotros tenemos otros, por ejemplo, en la construcción de los rieles, en la ciencia de los materiales”, consideró.
Para el burócrata, el presentar el potencial de esta tecnología tendría ventajas fuera de su país. “Si podemos demostrar el cañón de riel, Estados Unidos podría cambiar de opinión sobre esta tecnología”, afirmó. “Todos saldríamos ganando”.
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