¿Quién dirigirá el aeropuerto de Kabul tras la salida de las fuerzas estadounidenses? Esa pregunta es vital para los nuevos gobernantes talibanes de Afganistán, pero también para los países occidentales que aún esperan evacuar extranjeros y afganos.
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En solo cuatro días, el 1 de setiembre, el aeropuerto internacional Hamid Karzai estará bajo la responsabilidad de los islamistas de línea dura, quienes ya el viernes afirmaban haber tomado “el control” ciertas zonas de la parte militar de las instalaciones.
“Nos vamos a ir el 31 de agosto. En esa fecha, estaremos devolviendo el aeropuerto al pueblo afgano”, dijo el viernes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, poniendo fin a las especulaciones sobre la posibilidad de que el terminal aéreo quedara en manos internacionales.
Pero aunque el gobierno afgano se derrumbó ante el avance de los talibanes sobre Kabul, los otrora insurgentes, ahora en el poder, aún no han formado gobierno.
“Gestionar un aeropuerto no es un asunto sencillo”, dijo Price. “Creo que tal vez no sea razonable esperar que haya operaciones aeroportuarias normales el 1 de setiembre”.
La idea de que el aeropuerto podría cerrarse temporalmente fue planteada el miércoles por su jefe, el secretario de Estado Antony Blinken.
Dijo que había habido “esfuerzos muy activos” por parte de los países de la región para ayudar a mantenerlo abierto “o, en su caso, reabrirlo si se cierra durante algún periodo de tiempo”.
Blinken insistió en que el destino del aeropuerto es importante para los talibanes, quienes al parecer no quieren estar de nuevo al frente de un régimen paria, como ocurrió entre 1996 y 2001.
Los islamistas esperan, en particular, que la ayuda humanitaria fluya rápidamente hacia el país.
¿Rol para Ankara?
Pero el aeropuerto también es importante para los países occidentales que quieren poder sacar a sus ciudadanos de Afganistán, así como a los miles de aliados afganos que no podrán ser evacuados en el puente aéreo dirigido por Estados Unidos hasta el 31 de agosto.
Hasta ahora, la OTAN ha desempeñado un papel fundamental: el personal civil de la alianza se ha encargado del control del tráfico aéreo, el suministro de combustible y las comunicaciones, mientras que los contingentes militares de Turquía, Estados Unidos, Gran Bretaña y Azerbaiyán se encargan de la seguridad.
Ante la inminente retirada total de las fuerzas internacionales, se pensó durante un tiempo que quizás Turquía entraría en escena y mantendría la responsabilidad de asegurar el perímetro del aeropuerto.
La esperanza era que los talibanes aceptaran la presencia de una pequeña fuerza de Turquía, una nación mayoritariamente musulmana que también forma parte de la OTAN.
Pero una vez que tomaron el poder, los talibanes han dicho repetidamente que no aceptarán ninguna presencia militar extranjera en Afganistán después del 31 de agosto, y los soldados turcos han comenzado a retirarse.
Sin embargo, las negociaciones han continuado en el frente diplomático.
Tras las primeras conversaciones el viernes entre funcionarios turcos y los talibanes en Kabul, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reveló que los talibanes ahora quieren supervisar la seguridad del aeropuerto, al tiempo que ofrecieron a Ankara la opción de encargarse de la logística.
“Tomaremos una decisión una vez que prevalezca la calma”, dijo Erdogan, afirmando que el ataque suicida del jueves a las puertas del aeropuerto mostraba lo complejo de la misión.
Además de Turquía, los diálogos sobre el futuro del aeropuerto han incluido a Qatar y a operadores privados, mientras que Estados Unidos ha dicho que está actuando como facilitador.
Pero la cuestión de quién se hace cargo del aeropuerto es delicada. Funcionarios estadounidenses afirman que, más allá de los problemas de seguridad, el aeropuerto está en mal estado. Además, según ellos, aparte del ejército de Estados Unidos, hay pocas entidades en el mundo capaces de hacerse cargo de él de un día para otro.
Expertos estadounidenses y occidentales en tráfico aéreo acaban de completar una evaluación del aeropuerto en un intento de valorar si los vuelos comerciales podrían reanudarse rápidamente, dijo Price el viernes.
Otros funcionarios son más tajantes: no habrá muchas aerolíneas que acepten volar a Kabul mientras los talibanes no sean capaces de ofrecer garantías respecto a la seguridad y a la infraestructura.
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