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Guangdong. El hospital chino de Shenzhen fue escenario de uno de los hechos más escabrosos en ese país. Un grupo de médicos salvó a un recién nacido de ser comido por su propia madre.
El hecho se registró cuando el bebé tenía tan solo tres días de nacido. Aunque la extraña historia comenzó unos días antes.
Un grupo de médicos de ese hospital encontró a la mujer en labores de parto tirada en una calle de la ciudad. La ayudaron y la llevaron al hospital de Shenzhen.
Luego de dar a luz, el desarrollo tanto del bebé como el de la madre fue normal. Al tercer día, cuando una enfermera entró a la habitación donde estaba los recién nacidos, vio a la mujer mordiendo el brazo izquierdo de su hijo.
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La enfermera activó la alarma e intentó separar al bebé de la madre. Fue imposible.
Se necesitó un equipo de médicos y un sedante muy potente para poder separarlos. Según testigos, la mujer estaba fuera de sí y tenía mucha fuerza.
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“Es muy impactante, el brazo estaba muy dañado. Por suerte los doctores lograron quitárselo de la boca”, aseguró conmocionado el vocero del hospital. El bebé viene siendo atendido por los médicos del hospital y sus heridas están cicatrizando.