El hijo del fallecido dictador filipino Ferdinand Marcos cerrará este sábado ante cientos de miles de seguidores su campaña para las elecciones presidenciales del lunes, con los sondeos augurándole una amplia victoria.
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De confirmarse los pronósticos, Ferdinand Marcos Jr culminaría una campaña de décadas tratando de rehabilitar la sombría dictadura de su padre, depuesto por un levantamiento popular en 1986 y huido al exilio a Estados Unidos.
Pero la perspectiva de un retorno de los Marcos al palacio presidencial de Manila ha alarmado a los activistas de derechos humanos, líderes religiosos y analistas políticos que temen un mandato “sin restricciones”.
Diez candidatos compiten por suceder al presidente Rodrigo Duterte, con un legado también criticado y objeto de una investigación internacional por su sangrienta guerra contra el narcotráfico.
Además de Marcos Jr, entre los aspirantes figuran la actual vicepresidenta y crítica de Duterte, Leni Robredo, el conocido actor y alcalde de Manila, Francisco Domagoso, o el boxeador Manny Pacquiao.
Pero los sondeos indican que Marcos Jr ganará más de la mitad de los votos, muy lejos de Leni Robredo, convirtiéndose en el primer candidato desde la caída de la dictadura en ganar por mayoría absoluta.
“Si gana de tanto, esto puede darle la confianza y el momento para alterar más radicalmente el sistema político de Filipinas”, dijo el analista Richard Heydarian a AFP, apuntando a un posible cambio constitucional para reforzar su poder.
Robredo, de 57 años, que venció a Marcos Jr en la batalla por la vicepresidencia en 2016, alertó a sus seguidores que “el futuro del país” está en juego.
- “Otros seis años de infierno” -
Cientos de miles de seguidores se esperan en Manila para acudir a los mitines finales de Marcos Jr y Robredo. A diferencia de otros sistemas presidenciales con dos vueltas, en Filipinas gana quien obtenga más votos, aunque la diferencia sea mínima.
El hijo del dictador ha desplegado una campaña contenida, sin debates televisados y pocas entrevistas, y ha tratado de presentar a su adinerada familia como gente normal.
También ha lanzado una fuerte campaña de desinformación en redes dirigida especialmente a jóvenes que no recuerdan el régimen corrupto y violento de su padre con tal de reescribir el pasado de su dinastía.
La popularidad de Marcos Jr, apodado “Bongbong”, se ha visto impulsada por su alianza con Sara Duterte, la hija del presidente y principal candidata a la vicepresidencia, y el respaldo de varias dinastías rivales.
Días antes de la elección, defensores de los derechos humanos y numerosos curas católicos lanzaron un último intento para evitar que Marcos Jr vuelva al Palacio de Malacañán, donde se crió en medio de lujos y riquezas obtenidas de las prácticas corruptas de la familia.
“Serán otros seis años de infierno”, advirtió el humorista político y activista Mae Paner, de 58 años, que formó parte del levantamiento popular que tumbó la dictadura.
La familia huyó a Estados Unidos pero tras la muerte del dictador en Hawái en 1989, volvió a Filipinas donde aprovechó sus lealtades locales para ir obteniendo puestos de poder y tratar de lavar dos décadas del régimen.