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Nueva Delhi. Se llaman Rupa y Sonia, ambas sobrevivieron a ataques de ácido, se consideran luchadoras en lugar de víctimas y hacen una huelga de hambre en Nueva Delhi para que el Gobierno haga cumplir la ley que limita la venta del producto químico y pague las indemnizaciones a las que está obligado.
El Tribunal Supremo de la India endureció en 2013 la venta de ácido y dictaminó que el Gobierno debe compensar a cada víctima con 300.000 rupias (5.029 dólares), medidas que no se han llevado a la práctica, según los activistas.
Por ello, siete supervivientes -seis mujeres y un hombre- de estos ataques que se cometen en el país asiático como venganza mantienen una huelga de hambre que durará cuatro días.
“La prohibición existe solo sobre el papel, pero en la práctica no es verdad. En mi calle se vende ácido de forma abierta. Se vende en bicicletas de forma ambulante y en tiendas”, dijo a Efe Sonia Choudhary, de 30 años, quien fue atacada con el químico en 2004 por un vecino tras una disputa y tiene el rostro totalmente deformado.
La voz de la joven se elevaba por encima de los cánticos de un grupo de teatro que representaba el viernes, en el comienzo de la huelga de hambre, una obra contra los ataques de ácido y la violencia contra la mujer en Jantar Mantar, el “manifestódromo” de la capital india.
“Somos parte de una sociedad que mata a las niñas antes de que nazcan” y “no hemos visto nada”, fueron algunos de los eslóganes lanzados por unos 20 actores vestidos de negro.
“Yo entiendo que el ácido es necesario para muchas cosas, pero deber ser vendido solo a los que lo necesitan de verdad y con algún tipo de identificación o que se prohíba completamente”, añadió la joven.
Sonia fue atacada por un vecino que fue detenido por la Policía por venderle un móvil robado, tardó dos años en salir de su casa tras el ataque, perdió su trabajo de esteticista y su familia invirtió todos sus ahorros en su recuperación.
Ahora colabora con la ONG Stop Acid Attacks, que ofrece trabajo, rehabilitación a supervivientes de ataques de ácido y organiza esta protesta.
Ashok Dixit, director de esta organización no gubernamental, explicó a Efe que han comprado ácido en numerosos comercios con cámaras ocultas para demostrar que la ley no se cumple.
“En algunos sitios ni siquiera conocían la normativa. En otros eran conscientes pero les daba igual”, indicó Dixit.
El ácido es muy accesible en la India, donde el litro cuesta en torno a 30 rupias (medio dólar) y es utilizado generalmente para limpiar retretes o tuberías.
La huelga de hambre también tiene por objetivo que las víctimas de estos ataques reciban las indemnizaciones establecidas por el Supremo para que puedan hacer frente a los grandes costos médicos que deben afrontar a consecuencia de sus heridas.
“Sí, conocemos la sentencia del Tribunal, pero no hemos recibido nada todavía. Nos hemos aproximado de nuevo al Tribunal, pero no hemos logrado nada”, afirmó Sonia.
Además, quieren que el Gobierno se haga cargo de los tratamientos y que les ayude a encontrar trabajo, algo casi imposible cuando sus rostros han quedado deformados por el ácido.
“Todas las víctimas deben recibir el tratamiento gratis en hospitales”, dijo a Efe Rupa, una joven que en 2008 fue atacada con ácido por su madrastra y quien desde entonces ha sido sometida a siete cirugías.
“Además, nosotras no tenemos trabajo. Nadie nos contrata. Queremos poder trabajar y el respeto de la sociedad”, añadió la activista, que estudia diseño de ropa y crea sus propias prendas.
Fuente: EFE