En el último momento, las autoridades indonesias pospusieron el ajusticiamiento de la filipina Mary Jane Veloso, que está condenada por narcotráfico y que debió morir junto con los otros ocho sentenciados que pasaron por el pelotón de fusilamiento.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Dos australianos, un brasileño, cuatro nigerianos y un indonesio, fueron ejecutados hoy, mientras que la condenada filipina fue separada del grupo al último minuto, después de que una persona sospechosa de haberla reclutado y engañado para que llevara droga al país se entregara a las autoridades, informaron MetroTV y el diario Jakarta Post.
“Los milagros se hacen realidad”, declaró a la radio filipina DZMM Celia Veloso, madre de la condenada. “Estamos tan felices. No lo puedo creer. Mi hija sigue viva”.
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ENGAÑADA POR LAS MAFIAS
Según su familia, el único crimen de Mary Jane Veloso fue verse extorsionada por un cártel de la droga que los amenaza de muerte.
A semejanza de centenares de filipinos detenidos en Asia, esta madre soltera afirma haber sido engañada por un cártel internacional, e insiste en que nunca habría arriesgado el futuro de sus hijos (de 6 y 12 años) por un paquete de heroína.
Fue detenida hace cinco años en el aeropuerto de Yoyakarta con 2,6 kilos de heroína en su maleta.
La legislación antidroga de este país del sudeste asiático es una de las más severas del mundo, y el presidente Joko Widodo ha rechazado todas las peticiones de clemencia de los condenados, al considerar que Indonesia se enfrenta a una situación de emergencia frente a un problema, la adicción, que deja decenas de muertos al día.
Según la familia de Veloso, la joven fue engañada por una banda de narcotraficantes cuando buscaba desesperadamente trabajo como empleada doméstica en el extranjero.
Su padre, César, asegura que los criminales los contactaron en varias ocasiones, así como a otros familiares, para intimidarles y hacerlos guardar silencio.
“Nos amenazaron con matarnos uno por uno”, explica entre lágrimas junto a sus dos nietos.
Mary Jane vivía en una región agrícola pobre a tres horas de carretera de Manila. Su vida se complicó al separarse del padre de sus hijos y empezar a criarlos en solitario.
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PRESA FÁCIL
La joven viajó a Malasia por un empleo que le habían prometido. Una vez allí, la mandaron a Indonesia, explican sus padres, y fue en el trayecto de un país a otro cuando la droga fue insertada en su equipaje.
Según Garry Martínez, presidente de Migrante, un grupo de defensa de los derechos de los emigrantes, Veloso cayó en una trampa frecuente.
En torno a 10 millones de filipinos abandonan su país en busca de trabajo como obreros o empleadas domésticas en el extranjero y se convierten en presas fáciles para las redes criminales que buscan mulas para transportar la droga, según Martínez.
El gobierno y la policía tratan de alertar a los filipinos que abandonan el archipiélago contra estas mafias.
Cinco filipinos han sido ejecutados en China desde el 2011 por tráfico de drogas, según el ministerio de Relaciones Exteriores, y 41 esperan en el corredor de la muerte, casi todos en China y en Malasia, mientras que unos 800 han sido condenados a penas menos severas.
La tentación es grande: una burrier puede ganar entre 3.000 y 15.000 dólares por transportar droga en un avión.
Garry Martínez reconoce que la mayoría sabe lo que llevan en el equipaje, lo cual no impide que en muchos casos lo haga “bajo amenazas de muerte a su familia”, explica.
El padre de Mary Jane Veloso cuenta que la familia decidió ignorarlas posibles represalias y en un último intento de salvar la vida a la joven, se movilizan para atraer la atención sobre el caso.
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LA DESPEDIDA
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Foto: AP
Ayer, Mark Darren (6 años) y Mark Danielle (12) visitaron a su madre por última vez y les explicaron que no volverá a casa.
“Si mamá no vuelve a casa, sólo piensa que mamá está en el cielo” les dijo ella, según cuenta su hermana mayor, Marites, en el puerto de Cilacap, el acceso a la isla prisión de Nusakambangan.
Los dos hijos de Veloso viajaron con sus familiares, algunos de los cuales nunca habían subido a un avión, desde una pobre comunidad del norte de Manila para oír un mensaje casi imposible de aceptar.
Indonesia: Las familias se despiden de los condenados a muerte http://t.co/Xl9n7ljpAo pic.twitter.com/7pl0qP7x7o— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) abril 27, 2015
Fuente: EFE / AFP