“Diez días que sacudieron al mundo” fue una obra que remeció al siglo XX y retrató por dentro un evento histórico en pleno proceso de gestación, la Revolución Rusa. Su autor, el estadounidense John Reed, se convirtió en todo un icono de la crónica periodística.
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Rusia no volvería a ser la misma después de 1917. De ser un país principalmente feudal realizaría un salto cualitativo hacia una potencia industrial que luego atentó con subvertir el orden mundial poniendo en jaque al país más poderoso del mundo, Estados Unidos.
“Rusia había sido sacudida hasta la entraña y las capas bajas habían salido a la superficie”, describe John Reed el convulso clima social que se vivía en Petrogrado, a vísperas de la Revolución.
John Reed nació el 22 de octubre de 1887 en una mansión de Portland, Oregon (Estados Unidos). Estudió en Harvard, donde tempranamente Reed mostró sus inclinaciones políticas al fundar un club socialista. Al egresar del claustro universitario, se muda a Nueva York y empieza a frecuentar círculos intelectuales. Es en esta ciudad donde da a conocer sus primeros textos.
Primero publicó algunos artículos y poemas, pero es en 1913 que empieza a publicar textos en la revista socialista “The Masses”, editada por Max Eastman.
Pronto Reed inició su primer viaje persiguiendo un nuevo cambio social: la Revolución Mexicana. Pasó cinco meses siguiendo a Pancho Villa y sus hombres. Esta incursión lo llevó a escribir una crónica, que fue publicada como libro: “México insurgente”. Es en este texto donde el autor toma posición contra cualquier intervención estadounidense en tierras mexicanas.
Su siguiente libro titulado “La Guerra en los Balcanes” fue producto de varios meses como corresponsal de guerra en la polémica región durante la Primera Guerra Mundial, en 1915.
Fue en esta misma época que John Reed pisa Rusia por primera vez y fue arrestado por la policía zarista. ¿El cargo en su contra? Espía. El gobierno de Estados Unidos y la prensa se encargaron de liberarlo.
Un año después, Reed sigue viajando y es, entre idas y venidas, que conoce a Louise Bryant, una periodista y militante feminista. Se casan y acompañan en el viaje que marcará su vida. Un episodio que posteriormente se ve retratado en “Reds”, una película sobre la vida del periodista estadounidense dirigida, producida, escrita y protagonizada por Warren Beatty.
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Tal y como lo escribió en su crónica, Reed estaba convencido de que la historia iba a desarrollarse en Rusia. Él y su esposa estaban presentes en un tiempo en el que “todos sabían que algo iba a suceder, sin poder decir exactamente qué” y por eso ambos viajan a Petrogrado (hoy San Petesburgo).
“La revuelta subía como una ola de fondo; la costra que se había ido formando lentamente sobre la lava revolucionaria en el curso de los meses anteriores empezaba a resquebrajarse”, describe el periodista en aquella convulsionada Rusia de inicios del Siglo XX.
Ellos llegan seis meses después de la Revolución de Febrero, cuando se produjo el derrocamiento del Zar, y son testigos de cómo ese primer intento no termina de cuajar y alinearse con las expectativas del pueblo ruso.
El periodista estadounidense se sumerge en la problemática rusa y asiste a los mítines, las asambleas de trabajadores y las movilizaciones. Al mismo tiempo, logra entrevistar a relevantes personajes como Aleksandr Kerenski, León Trotsky y Lev Kámenev.
De esta forma Reed, a los 30 años, llega ser testigo de la revolución bolchevique -ocurrida el 25 de octubre en el calendario ruso de aquel entonces, y 7 de noviembre en el actual-. Su obra termina siendo elogiada por el propio Lenin.
Tres años después, Reed enferma de tifus y fallece en Moscú. Se hicieron funerales oficiales en su honor y fue enterrado en la Plaza Roja al pie del muro del Kremlin, junto a héroes rusos.
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