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Estambul, DPA
Cuando hace más de una semana cayeron los primeros misiles estadounidenses contra posiciones de la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en Siria, la Coalición Nacional Siria saludó de inmediato los ataques aéreos. Pero la alianza opositora advirtió de inmediato que solo se debía combatir a los milicianos de Estado Islámico si a la vez se derrocaba el régimen déspota del presiente sirio Bashar al Asad.
“Al Assad tiene que irse”, fue la exigencia clara de la oposición asentada en Estambul.
Entre los rebeldes sirios moderados esa fue una de las reacciones más amable a los ataques aéreos de Estados Unidos y sus cinco aliados árabes. Otros grupos opositores criticaron abiertamente el bombardeo de la coalición. El viernes pasado, activistas sirios enviaron un claro mensaje a Occidente: “Los civiles no necesitan asesinos internacionales”.
En Twitter y Facebook circulan imágenes de niños pequeños que -según se asegura- han muerto durante los ataques aéreos de la alianza internacional. Además, en los últimos días han aparecido en Internet varios videos de protestas contra los bombardeos en diferentes ciudades sirias. En las imágenes se ven banderas del Estado Islámico y de otros grupos radicales islámicos.
A los rebeldes no les molestan los ataques contra los extremistas del Estado Islámico, lo que realmente les irrita es que el régimen de Al Asad saque provecho de los bombardeos. La mayoría de adversarios al régimen no considera que los yihadistas sean el peor de los males en el país, sino las tropas del gobierno.
“El régimen de Al Asad es el principal problema”, asegura un activista que reside cerca de la ciudad de Alepo, en el norte del país. Después de todo, el presidente es el responsable de las más de 200.000 muertes en la guerra civil siria. “Al Asad ha sido quien ha generado Estado IslámicoI”, explica el joven activista.
Muchos opositores incluso sostienen que Estados Unidos está cooperando en secreto con Damasco y que ha abandonado desde hace tiempo el objetivo de derrocar a Al Asad. En su opinión, resultan sospechosas las informaciones de la agencia estatal de noticias Sana, que suele emplear un tono incendiario contra los adversarios del régimen. Cuando se trata de los ataques estadounidenses y de sus aliados árabes, emplea un tono neutro, como si Siria fuese un socio más de la coalición.
La oposición contra los ataques aéreos sirios también la alientan otros grupos radicales islamistas como el Frente al Nusra, una rama siria de la red terrorista de Al Qaeda. La milicia comparte la ideología de Estado Islámico, pero ambas formaciones están enemistadas. En lugar de ello, el Frente Al Nusra combate junto a los otros rebeldes contra el Estado Islámico y el régimen de Damasco.
También adversarios moderados al régimen se han solidarizado con la milicia tras haber sido alcanzados por los ataques estadounidenses. “Nosotros estamos en contra de EI y del terrorismo”, dijo un joven manifestante en la ciudad Maarat al-Numan a la emisora opositora Orient News. “Pero nosotros apoyamos de todo corazón el Frente al Nusra”.
Y finalmente el Estado Islámico podría sacar provecho de toda la oposición contra los bombardeos. Según señaló hace unos días el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde el inicio de los ataques aéreos, decenas de combatientes se han sumado a las filas de los extremistas. Y también el joven activista de cerca de Alepo advertía: “Si Estados Unidos no bombardea a Al Asad, muchas más personas apoyarán al Estado Islámico y lucharán con ellos”.