El primer ministro de Haití, Ariel Henry, no puede entrar a su país. El político fue visto por última vez la semana pasada en Puerto Rico, donde negociaba su regreso. Las poderosas pandillas controlan gran parte de Puerto Príncipe y han pedido su renuncia. Además, están atacando el aeropuerto, tienen la orden de arrestar a jefes policiales y a ministros, han liberado a peligrosos criminales de las cárceles y desde el viernes se registran tiroteos en las afueras del Palacio Nacional.
La situación de los ciudadanos de Puerto Príncipe es cada vez más precaria, los que pueden están escapando de la capital haitiana. Hay hospitales bajo ataque, escasez de alimentos e infraestructuras bloqueada por bandas criminales.
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“Los habitantes de la capital viven confinados, no tienen a dónde ir”, alertó el sábado Philippe Branchat, jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al describir una “ciudad en estado de sitio”, reportó la agencia AFP.
“Las personas que huyen no logran contactar a los miembros de su familia o a sus amigos que están en el resto del país para poder encontrar refugio. La capital está rodeada de pandillas armadas y peligrosas”, agregó.
El domingo, Estados Unidos anunció la evacuación de parte del personal de su embajada y reforzó la seguridad.
La agencia AFP comprobó que ante la violencia, decenas de habitantes tomaron el sábado los locales de una oficina de la administración pública en Puerto Príncipe, con la esperanza de encontrar allí refugio.
Haití está en estado de emergencia desde el sábado 2 de marzo y en Puerto Príncipe rige un toque de queda para neutralizar la violencia, aunque las limitaciones de la policía hacen casi imposible que se cumpla.
Ese mismo sábado, las pandillas atacaron las dos principales cárceles de Puerto Príncipe y liberaron a más de 3.600 presos.
En la noche del pasado viernes, varios pandilleros fueron abatidos por la Policía Nacional de Haití durante una ataque armado al Palacio Nacional.
Las pandillas también han intentado incendiar el edificio del Ministerio del Interior, donde fueron emboscados por agentes de la policía.
Varias comisarías y el aeropuerto de Puerto Príncipe también han sido objeto del ataque constante de las pandillas.
El papa Francisco instó este domingo
a un “apoyo renovado de la comunidad internacional” para conseguir “la paz y la reconciliación” en Haití.
¿Qué está pasando en Haití, cuál es el origen de la violencia, quiénes están detrás de los ataques? En esta nota respondemos esas y otras preguntas.
La situación del primer ministro
El 7 de julio de 2021, el presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado a tiros por mercenarios colombianos en su casa en las afueras de Puerto Príncipe.
Ariel Henry había sido designado primer ministro de Haití el lunes 5 de julio del 2021, dos días antes del magnicidio de Moïse.
Henry continúa en el cargo pese a que de manera oficial el pasado 7 de febrero terminó su mandato, según un acuerdo con políticos de diversos partidos y la sociedad civil que él mismo firmó en diciembre del 2022.
La semana pasada, Henry llamó a la calma a quienes exigen que convoque a elecciones y destacó los esfuerzos de la policía para frenar la inseguridad. También rechazó la idea de una transición prolongada y enfatizó la necesidad de elecciones. “Una transición no puede llevar a otra transición”, manifestó.
Haití no celebra elecciones parlamentarias ni generales desde el 2019. En la actualidad ya no hay funcionarios electos, pues el mandato todos ya terminó.
Cuando estalló esta última escalada de violencia, el jueves 29 de febrero, Henry estaba en Kenia. El primer ministro había llegado al país africano para firmar el acuerdo bilateral que da luz verde a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS) en Haití.
Ello como consecuencia de lo acordado en octubre del 2023 por el Consejo de Seguridad de la ONU, que autorizó el despliegue de un contingente de 1.000 policías de Kenia para labores de seguridad en Haití. Todavía no hay fecha para la llegada de esos policías.
En ese contexto, el jefe pandillero Jimmy Chérizier, conocido como ‘Barbecue’, apareció en un video el 29 de febrero para anunciar que había ordenado a sus hombres capturar al jefe de la policía Frantz Elbé, a los ministros, e impedir el regreso de Henry a Haití. Es decir, estaba buscando un golpe de Estado.
Lo último que se ha sabido de Henry es que está en Puerto Rico desde el martes 5 de marzo, después de que las autoridades dominicanas le negaran su solicitud de aterrizar en el país.
El sábado, el presidente dominicano Luis Abinader dijo que Henry “no es bienvenido” en la República Dominicana por motivos de seguridad.
La complicidad de las pandillas con la política
La agencia The Associated Press consultó a una serie de expertos sobre el poder de las pandillas y la relación que estas han tenido con los gobiernos en los últimos años.
Recordó que en 1990 se impuso un embargo al país después de que el ejército derrocara al presidente Jean-Bertrand Aristide. El embargo y el aislamiento internacional devastaron a la pequeña clase media de Haití, indicó a la AP Michael Deibert, autor de dos libros sobre el país.
Después de que un contingente de Naciones Unidas respaldado por Estados Unidos expulsara a los líderes golpistas en 1994, un arreglo impulsado por el Banco Mundial llevó a la importación de arroz estadounidense y destruyó la sociedad agrícola rural, señaló Deibert.
Los jóvenes desempleados llegaron en masa a Puerto Príncipe y se unieron a las pandillas. Entonces, los políticos empezaron a usar a estas bandas criminales como su brazo armado barato. Aristide se hizo famoso por utilizar a pandilleros, remarca AP.
En diciembre del 2001, el oficial policial Guy Philippe atacó el Palacio Nacional en un intento de golpe de Estados contra Aristide, quien convocó a los pandilleros para que salieran de las barriadas a defenderlo, explicó Deibert.
“No fue la policía la que defendió el Palacio Nacional, fueron miles de civiles armados”, anotó Deibert.
Ante una policía débil, mal armada y un Estado debilitado, las pandillas empezaron a ocupar lugares protagónicos en la sociedad de Haití.
Como refiere AP, los líderes pandilleros incluso celebran conferencias de prensa, y la opinión pública los ve como futuros participantes en las negociaciones sobre el destino del país.
“En los últimos tres años, las pandillas empezaron a ganar autonomía. Y ahora son un poder en sí mismo”, dijo a la AP Robert Fatton, profesor de asuntos exteriores y de gobierno en la Universidad de Virginia.
El especialista comparó a las pandillas con un “Estado al estilo de minimafia”.
“La autonomía de las pandillas ha alcanzado un punto crítico. Por eso ahora son capaces de imponer algunas condiciones al propio gobierno”, señaló Fatton.
“Los que crearon las pandillas crearon un monstruo. Y ahora puede que el monstruo no tenga el control por completo, pero tiene la capacidad de bloquear cualquier clase de solución”, agregó.
¿Cuántas pandillas hay y a qué actividades se dedican?
De acuerdo con Naciones Unidas, en Haití operan unas 200 pandillas. Estos grupos usan armas de fuego sofisticadas y se dedican al tráfico de armas, de drogas, extorsión, secuestro, asesinato, violencia sexual, entre otras actividades ilícitas.
Unas 23 bandas operan en Puerto Príncipe y controlan el 80% del territorio.
De acuerdo con la agencia AFP, las pandillas están agrupadas en dos coaliciones principales involucradas en guerras territoriales: G-9 y Familia y Aliados, liderada por alias ‘Barbecue’; y el G-Pèp.
Varios líderes pandilleros se han unido al llamado de ‘Barbecue’ para los ataques de los últimos días contra lugares estratégicos Haití.
Además de pistolas y rifles semiautomáticos, las pandillas también cuentan con ametralladoras ligeras y balas de punta hueca, un tipo de munición expansiva que se expande al impactar, provocando un golpe más letal sin penetrar más de lo necesario.
Las pandillas han reclutado a exsoldados y policías. Utilizan drones para identificar potenciales víctimas de secuestros o controlar el territorio.
Según Global Initiative, la extorsión es la principal fuente de ingresos de estas pandillas, que exigen dinero a las empresas a cambio de su protección y cobran “peajes” a los vehículos que circulan por las carreteras que controlan.
‘Barbecue’, el jefe pandillero que quiere derrocar a Henry
Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue’, es el jefe criminal más temido de Haití.
Este expolicía nacido en Puerto Príncipe hace 46 años lidera el llamado G-9 y Familia y Aliados, una alianza de algunas de las pandillas más peligrosas de Haití.
De acuerdo con un informe de BBC Mundo, él ha asegurado que le dicen ‘Barbecue’ porque su familia tenía un negocio de carne a la brasa; pero otras personas sostienen que tiene ese alias porque acostumbra a quemar las casas y los cadáveres de sus víctimas.
En el 2017, cuando todavía era policía, Chérizier habría participado en la muerte de nueve civiles en lo que se presentó de manera oficial como una operación contra las mafias en Grand Ravine, un barrio de Puerto Príncipe.
Una vez fuera de la policía, la primera banda que dirigió ‘Barbecue’ fue Delmas 6, que se hizo con el control de varias zonas de Puerto Príncipe.
Chérizier se benefició de su connivencia con miembros del gobierno de Moïse para ir ganando poder e influencia, destaca BBC Mundo.
InSight Crime calcula que antes del asesinato del presidente Moïse, la federación de pandillas de Chérizier obtenía la mitad de su dinero del propio gobierno, el 30% de los secuestros y el 20% de las extorsiones. Después del asesinato, la financiación del gobierno se redujo significativamente, según la organización.
A Cherizer se le atribuye un rol en tres matanzas perpetradas en los últimos años que dejaron centenares de muertos en Puerto Príncipe.
El gobierno de Estados Unidos lo sancionó en el 2018 por su papel en las muertes de civiles.
En octubre del 2022, la ONU impuso sanciones a Chérizier por cometer “abusos graves contra los derechos humanos”. Sobre él pesa un embargo de armas, la congelación de sus activos y la prohibición de viajar.
El martes de la semana pasada, durante un encuentro con la prensa, Cherizier amenazó con una “guerra civil” si Henry se mantiene en el poder.
“Debemos unirnos. O Haití se convierte en un paraíso para todos o en un infierno para todos”, añadió.
El año pasado la agencia AP entrevistó a ‘Barbecue’. Dijo ser un “revolucionario” que lucha contra un gobierno corrupto.
“No soy un ladrón. No estoy implicado en secuestros. No soy un violador. Sólo estoy llevando a cabo una lucha social”, aseguró. “Soy una amenaza para el sistema”, agregó.
Sobre Ariel Henry, Barbecue dijo que su “gobierno es un gobierno de facto. Es un gobierno que no tiene legitimidad”.