Cuba cumplió el sábado su primer año sin Fidel Castro inmersa en su propio estancamiento, en una contradicción con aquellas voces que predijeron nuevos rumbos tras la muerte del comandante en jefe. Como si el principio de acción-reacción se hubiera empeñado a fondo para empantanar la esperanza de su gente: las reformas del presidente Raúl Castro están suspendidas cuando la sombra de su hermano ya no las censura y el deshielo con Estados Unidos es recongelado por Donald Trump . Todo eso en un solo año.
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Así es Cuba, la isla de las paradojas, tantos años marcada por la sentencia lampedusiana de que todo cambia para que todo siga igual.“La muerte de Fidel ni aceleró ni retrasó las reformas porque la dinámica específica diaria de las mismas ya no dependían de su figura, en retiro por más de una década”, matiza Arturo López-Levy, profesor en la Universidad de Texas y autor del libro Raúl Castro y la nueva Cuba.
La mayor de las Antillas vivió cinco años de reformas urgentes, que entreabrieron las ventanas cerradas por la ortodoxia de Fidel. Los cubanos ya podían comprar y vender autos y viviendas, ir a un hotel e, incluso, viajar al extranjero de forma limitada. Los cuentapropistas se expandieron hasta el más de medio millón actual. Se puso fin al gasto público desmedido.“Durante los años de la apertura, Fidel era utilizado como una especie de tótem moral, encargado de preservar los valores retrógrados de otra época y, sobre todo, de marcar el límite de las reformas, de lo que la revolución no puede llegar a ser. Significaba esa presencia de algo parecido a un familiar cuyo legado no puede ser traicionado y por el cual hay que mantenerse entre ciertos límites”, interpreta el escritor y bloguero Orlando Luis Pardo Lazo, uno de los más brillantes de su generación, actualmente en la Universidad Washington, de Saint Louis.Reformas consentidas hasta que en 2017 llegó el frenazo. La tan esperada unificación monetaria permanece en el olvido; no se diversificó la economía, manteniéndose la dependencia de Venezuela; la agricultura profundizó su fracaso, y se mantuvo el modelo económico soviético aliviado en parte por “unas reformas graduales e irregulares”, diagnostica Pavel Gómez, economista y ex funcionario del Banco Central de Cuba. “No hay nada nuevo”, concluye Gómez.
Economistas y analistas coinciden: la Cuba del año después vive entre dudas políticas, económicas y sociales, a la espera de la sucesión de Raúl en febrero próximo, para la que el vicepresidente segundo, Miguel Díaz-Canel, aparece como favorito.Demasiadas incertidumbres para una sola certeza: el símbolo permanece para todo pese a la ley que prohíbe su culto y en medio del regreso a la Guerra Fría de otras épocas. “El discurso oficialista no deja de mencionarlo como cita de turno, de defensa ideológica y de escudo para legitimar cualquier evento, acto o reunión. Lo usan como meteorólogo, jugador de béisbol, biólogo, pedagogo, médico o arquitecto, con una parafernalia similar a la que tuvo Lenin en la Unión Soviética o la que tiene Ho Chi Minh en Vietnam”, puntualiza el analista Álvaro Alba.“Fidel es un símbolo, es un ritual con elementos de cariño y de afecto de quienes todavía siguen defendiendo el proceso de lo que alguna vez fue una revolución. Ellos sí lo siguen considerando alguien a quien venerar, pero la mayor parte de la gente no lo siente así, también porque fue muriendo a cámara lenta y no es importante ni en sus vidas ni en sus metas”, valora el politólogo e historiador Armando Chaguaceda.“Lo que se vive en el país es una amnesia y una apatía total”, martillea Pardo Lazo. La Cuba actual tan alejada de la soñada por Fidel, llena del “hombre nuevo” de su revolución. Una sociedad despolitizada que no se acuerda de él, que busca soluciones individuales que nada tienen que ver con su socialismo caribeño, que perdió la esperanza y donde los héroes juveniles no son los barbudos de Sierra Maestra, sino reggeatoneros y deportistas globales.El resultado real de la politización de la sociedad planeada por Fidel fue todo lo contrario. “Cuba es un país muy despolitizado, resultado de la politización forzada bajo una única opción. La gente no siente que la política sea algo relevante. Cumple los rituales, pero no es una vía para obtener resultados personales”, insiste Chaguaceda.
Los jóvenes siguen mirando al exterior en busca de esas opciones, pese al cambio de la política migratoria establecida por Barack Obama antes de dejar la Casa Blanca. De los 7411 que migraron a Estados Unidos en 2016 se pasó a los menos de 2000 de este año. Menos balseros, pero nuevas vías de escape, ya sea por Colombia, Panamá e, incluso, Uruguay.Al frente de todas estas políticas permaneció Raúl con su estilo, tan distinto al de su hermano, incluso para dirimir los asuntos internacionales. “Fidel asumió el papel de patriarca y mentor de la izquierda radical, interviniendo con frecuencia en los debates mundiales a través de sus reflexiones. Raúl habla con menos frecuencia y se dedicó más a discutir temas económicos e internos mientras evita conflictos de Cuba con otros países”, pondera López-Levy.Un bajo perfil cubano, a pesar del apoyo firme a la revolución chavista, y a las profundas discrepancias con otros países del continente, como México. “Estas diferencias son intangibles, pero importantes, porque crean el contexto para los próximos años de relevo generacional al frente del país”, concluye López-Levy.
Entre el miedo y la esperanzaLa visión de los jóvenes cubanos sobre la revolución►Laisi ChiEstudiante, 22 años“Tengo confianza en el socialismo cubano, en que la revolución continúe, pero debe abrirse más al mundo”.►Laura LeónEstudiante, 18 años“Cuba sufrirá cambios porque el momento lo exige. Todo lo que ocurre afuera implica que haya cambios acá”.►Yunior GarcíaDirector de teatro, 35 años“No podemos sentarnos a esperar que otros hagan el cambio. Si algo no me gusta, me toca cambiarlo”.►Ernesto JiménezMédico, 29 años“Lo económico es lo que más golpea a la población. Mejorando eso, mejoraríamos mucho”.
Elección para las asambleasUnos ocho millones de cubanos están habilitados para participar hoy en las elecciones de delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, en una convocatoria que incluye las exhortaciones oficiales “a defender la patria”, respaldar los postulados socialistas de Fidel Castro y rechazar “las nuevas agresiones” de Estados Unidos.Fuente: La Nación, GDA
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