El nuevo gobernador del territorio estadounidense de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, lleva apenas unas cuantas horas en su cargo. Pero ya ha anunciado que buscará que Washington admita a la isla como el estado número 51 de la Unión.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Para lograrlo, asegura que el camino es seguir es el llamado Plan Tennessee: una estrategia de presión como la que empleó el estado del mismo nombre a finales del siglo XVIII para lograr que Estados Unidos le dejara entrar a la federación, aún cuando Washington no estaba muy convencido de ello.
El plan contempla nombrar a representantes que irán al Congreso federal a defender la aspiración de Puerto Rico de integrarse definitivamente a esa nación.
Y eventualmente pasa por llevar a cabo un referéndum en el que los puertorriqueños expresen de una vez por todas si quieren ser parte plena del gigante norteamericano.
—Territorio asociado—
Puerto Rico lleva más de un siglo siendo un territorio estadounidense, sin independencia pero tampoco con las ventajas y el estatus que tienen los demás estados.
En su discurso de posesión en San Juan, el gobernador Rosselló dijo que el estatus “colonial” actual de Puerto Rico no es conveniente.
Algunos incluso culpan a ese estatus legal de la crisis económica que experimenta la isla, la peor en décadas.
Puerto Rico no tiene acceso a toda la ayuda federal de la que disponen los otros estados de EE.UU.
Por lo que muchos creen que la solución es la admisión plena a Estados Unidos.
Pero no hay claridad en que Washington esté dispuesto a recibir a la isla como el estado 51.
Hay consideraciones políticas. En el Partido Republicano algunos temen que admitir a Puerto Rico sería otorgarle una ventaja al Partido Demócrata.
Los puertorriqueños que viven en el territorio continental de Estados Unidos tienden a votar demócrata.
Y si la isla se convirtiese en estado, automáticamente tendría derecho a dos senadores federales, que podrían desequilibrar la reñida competencia que se da en la legislatura de Washington entre los dos partidos principales de Estados Unidos.
—El plan Tennessee—
El gobernador Rosselló prometió en su campaña que de llegar al poder, implementaría el Plan Tennessee al comienzo de su mandato.
El mandatario, cuyo Partido Nuevo Progresista (PNP) defiende la opción de unirse a Washington como un estado con derechos plenos, asegura que esa alternativa es la que goza de simpatía mayoritaria en Puerto Rico
“Pero el Congreso federal es el que decide si un nuevo estado es admitido a la Unión”, le dice a BBC Mundo Carlos Colón de Armas, catedrático de la Universidad de Puerto Rico, quien hizo parte de la “Comisión Estadista”, un panel que asesoró durante la campaña al entonces candidato Rosselló en la elaboración del plan a favor de la estadidad.
Colón de Armas asegura a BBC Mundo que ya ha habido una expresión de la voluntad de Puerto Rico, en un referendo no vinculante llevado a cabo en 2012. En su primera pregunta, la consulta preguntaba si estaban de acuerdo con el estatus actual. La mayoría votó en contra.
Pero hay controversia sobre los resultados de la segunda pregunta de esa consulta, que preguntaba específicamente si los electores apoyaban la opción de volverse estado o prefería la independencia u otros escenarios.
Un elevado número de votos en blanco y otros factores han llevado a dudas sobre la solidez del resultado a favor de la estadidad.
El Congreso estadounidense no se manifestado en torno al referendo de 2012.
Por lo que, según le dice Colón de Armas a BBC Mundo, se espera que el nuevo gobierno de la isla anuncie en los próximos días un mecanismo por el cual se designen varios voceros de Puerto Rico que presionarían a las autoridades federales en Washington. Así hizo Tennessee en el siglo XVIII, cuando eligió a sus representantes al Congreso antes que esa región hubiera sido admitida como estado.
Colón de Armas asegura que la actual representante oficial de Puerto Rico ante el Congreso en Washington, quien tiene voz pero no voto en esa entidad, también presentará un proyecto de ley pidiendo el fin al estatus “colonial” de Puerto Rico.
Todo esto debería plasmarse eventualmente, alega el experto, en un “acta de admisión”, mediante el cual el Congreso federal expresaría en detalle cuales son las condiciones exactas en las que Puerto Rico entraría a la Unión, y presentaría a los votantes de la isla la oportunidad de aceptarlas o rechazarlas en un referendo definitivo.
—No hay consenso—
No todos en Puerto Rico están de acuerdo en la validez o viabilidad de esta estrategia.
Durante la campaña por la gobernación, Ángel Rosa, otro legislador puertorriqueño, calificó de “embeleco” el plan Tennessee y en declaraciones a medios locales pronosticó que el Congreso estadounidense haría caso omiso a la presión por expresarse sobre el estatus de Puerto Rico y negó que existiese un apoyo mayoritario en la isla a la opción de volverse un estado.
“El resultado de la consulta de 2012 no es una clara victoria para la estadidad... Los números confunden”, dice también a BBC Mundo el abogado y experto analista en política puertorriqueña Phillip Escoriaza.
El analista cree, sin embargo, que claramente hay una mayoría de personas que no están de acuerdo con el arreglo actual entre Washington y San Juan, y que hay un impulso creciente a favor de la opción de volverse estado.
Pero incluso si ese apoyo se concretara en Puerto Rico, asegura Escoriaza a BBC Mundo, el proceso de conseguir ser admitido en la Unión podría tomar muchos años, si se examinan otros antecedentes históricos de ingreso de territorios a Estados Unidos.
—Temor—
Carlos Colón de Armas aseguró a BBC Mundo que, en caso de no funcionar la estrategia “Tennessee” para convencer al Congreso en Washington, también se ha planteado la posibilidad de que Puerto Rico convoque por iniciativa propia a un nuevo referendo en donde la gente escogería entre las opciones de volverse estado y buscar la independencia total.
En referendos pasados, una porción muy pequeña de los votantes, inferior al 10%, se han inclinado por la independencia.
La mayoría se debaten entre mantener el estatus actual y pedir convertirse en el estado 51.
El experto no cree que las traumáticas sorpresas que se dieron en varios referendos y elecciones en 2016 sean una razón para temer a hacer un referendo en Puerto Rico, incluso si resultara en un voto por la separación total de Estados Unidos.
“A lo único que se le puede temer es al estatus actual, que es una violación de los derechos de los puertorriqueños”, le dice Carlos Colón de Armas a a BBC Mundo.
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