No eres invitado muy a menudo a un portaaviones nuclear de EE.UU., y después de escribir esta nota, no creo que vuelva a ser invitado por algún tiempo.
Sobre la plataforma donde se encuentra la pista en el USS George Washington el ruido es algo que jamás he experimentado.
A pocos metros de donde me encuentro, 11 F/A-18 Super Hornets están alineados para despegar.
El primero ya está conectado a la catapulta y se produce un creciente ruido de motores.
Luego, dentro de una nube de vapor blanca el avión-caza de 15 toneladas es lanzado sobre la plataforma hacia el final del buque como si fuera un juguete.
Segundos después, la tripulación sobre la plataforma en sus trajes de faena multicolores calmadamente se alínea para el siguiente.
Es difícil no asombrarse al ver tan de cerca de la Armada de Estados Unidos.
Ninguna otra fuerza naval del mundo tiene tales juguetes o los muestra con el mismo encanto.
Pero mientras grabo en la plataforma mi reporte sobre cómo “Estados Unidos practica para la guerra con China”, puedo ver a mi anfitrión de la oficina de relaciones públicas de la Armada hacer muecas.
Te acostrumbras a escuchar la retórica de este funcionario: la Armada de EE.UU. “no está practicando juegos de guerra con ningún país específico”.
Sin embargo, la Armada estadounidense no ensambla dos grupos de batalla completos y 200 aviones de guerra frente a las costas de Guam simplemente para divertirse.
“BATALLA POR AIRE Y MAR”Se trata de hacer simulacros en lo que el Pentágono denomina una “Batalla por aire y mar”.
Es un concepto que se dio a conocer por primera vez en 2009 y está específicamente diseñado para contrarrestar la creciente amenaza de China.
Minutos después estoy parado en el puente de mando del George Washington con el contraalmirante Mark Montgomery, el comandante del Grupo de Ataque de Portaaviones Número Cinco.
Las fuerzas bajo su comando practican para lo que llama un escenario “antiacceso, área de negación”.
“Cuando hablamos de nuestras capacidades”, dice, “nos referimos a nuestras capacidades para operar sin restricciones en las aguas de nuestra preferencia”.
“Mientras algunos países han estado desarrollando armas 'antiacceso' cada vez más complejas, tenemos que desarrollar nuestras tácticas, técnicas y procedimientos para seguir funcionando sin restricciones”.
El contraalmirante Montgomery no discute detalles de los ejercicios militares.
Pero sus barcos y aviones enfrentan una creciente y compleja telaraña de amenazas, tanto debajo del agua, como desde el aire, desde tierra, desde el ciberespacio e incluso desde el espacio.
“Por lo general, se entiende que algunos países tienen la habilidad de eliminar satélites o limitar las comunicaciones satelitales”, asevera.
“Por ello tenemos que practicar trabajando en un medio ambiente donde las comunicaciones están negadas”.
EL NUEVO ARMAMENTO CHINOLa Armada de la República Popular China no se compara con la Armada de EE.UU., y no será así por mucho tiempo.
Sin embargo, China ha estado desarrollando otro tipo de armamento diseñado para mantener a los portaaviones estadounidenses lejos de sus costas.
Esto incluye nuevos submarinos supersilenciosos, misiles hipersónicos antibuque de largo alcance y, quizás lo más preocupante, misiles balísticos de mediano alcance extremadamente precisos que están siendo llamados con el sobrenombre de “mataportaaviones”.
Como una campana, una señal de alarma comienza a sonar.
De repente una voz se escucha por el sistema de megafonía: “¡Esto es un ejercicio, esto es un simulacro! Humo Negro, humo negro!”
El George Washington está bajo un ataque simulado. Parte del buque de guerra está en llamas. Equipos especializados corren para contener el daño.
Durante los últimos diez años el más importante y repetido eslogan político de China ha sido el “ascenso pacífico”.
Está diseñado para hacerle ver a sus vecinos que su creciente poder militar no es una amenaza.
Sin embargo, desde que llegó al poder el presidente Xi Jinping el año pasado, ha habido un cambio importante.
China está haciendo reivindicaciones territoriales mucho más allá de sus costas.
PATRULLAJE AGRESIVOSus buques están patrullando de forma agresiva las islas Senkaku o Diaoyu en el Mar de China Oriental, por mucho tiempo controladas por Japón.
Además está gastando miles de millones en la construcción de nuevas islas en el Mar de China Meridional.
En agosto un avión-caza chino confrontó un avión de reconocimiento de EE.UU. en espacio aéreo internacional sobre el Mar de China Meridional, interfiriendo repetidamente su ruta y, de acuerdo con la Armada de EE.UU., acercándose a apenas seis metros de distancia.
De acuerdo al contraalmirante Montgomery, todo esto hace incluso más vital el papel de la Armada de EE.UU. en la región.
“La Armada de EE.UU. es uno de los más importantes contribuyentes de la seguridad y estabilidad de la región Asia Pacífico”, dice.
“Lo ha sido por más de casi 70 años”.
“Creo que la Armada de EE.UU. juega un buen rol tanto en el Mar de China Meridional, en el Mar de China Oriental, como en el Mar de Filipinas, dándole seguridad a sus socios y disuadiendo a sus adversarios para que no lleven a cabo acciones que no son transparentes o ilegales”.
Los líderes de China no dudarían en estar en desacuerdo. A largo plazo, el objetivo de Pekín es dominar las aguas cercanas a sus costas.
Pero si la Armada de Estados Unidos intenta detenerla, ¿no podría esto hacer el conflicto más probable?
Por ello, desde Tokio hasta Taipei, de Manila a Hanoi, hay gobiernos que están muy contentos de ver estos grandes grupos de batalla a bordo de portaaviones de Estados Unidos navegando sus aguas.
DISPUTAS DE CHINA EN MARES TERRITORIALES
Islas Spratlys/Paracels
- Se trata de dos cadenas de islas hechas de decenas de rocas, atolones, bancos de arena y arrecifes incluyendo el banco de Scarborough.
- Reclamadas en su conjunto o parcialmente por China, Vietnam, Filipinas, Malasia y Taiwán.
- Ricas en recursos naturales, están cerca de importantes vías de circulación marítima y aguas de pesca.
Islas Senkaku/Diaoyu
- El archipiélago está formado por cinco islas deshabitadas y tres arrecifes.
- Japón, China y Taiwán las reclaman; están bajo el control de Japón y forman parte de la prefectura de Okinawa.
- Las islas han sido eje de una gran disputa diplomática entre Japón y China en los últimos años.