El pasado miércoles, Donald Trump dejó la ciudad de Davos, en Suiza, y se subió al poderoso Air Force One, el avión presidencial, que lo llevaría de vuelta a Washington. Pero las horas de vuelo que debía utilizarlas para descansar prefirió usarlas para una misión más trascendental: tuitear sin parar.
En apenas unas horas, había publicado 142 tuits, la mayor cantidad de publicaciones en Twitter, su red social favorita, desde que asumió la jefatura de la Casa Blanca en enero del 2017. Su anterior récord lo había alcanzado hace apenas un mes, el pasado 12 de diciembre, cuando publicó 123 mensajes. Aquel día, además, publicó en una sola hora (entre las 7 y las 8 de la mañana) un promedio de 1 tuit por cada 62 segundos. Esta vez, la frecuencia fue más espaciada: en una hora publicó 1 mensaje cada 88 segundos.
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La lluvia de mensajes no fue gratuita. El miércoles fue el primer día de argumentos acusatorios contra el presidente en el juicio político que se desarrolla en el Senado. Aunque ese día Trump también escribió sobre el foro de Davos al que había asistido, el comercio con China o la inmigración, la artillería del mandatario se dirigió sobre todo a la oposición demócrata que lo ha sometido al ‘impeachment’.
La mayoría de sus tuits fueron republicaciones, es decir mensajes de terceros –sobre todo políticos republicanos o comentaristas de la cadena conservadora Fox News– condenando el juicio político o alabando la situación de la economía estadounidense.
Pese a que el presidente no cesa de decir que se trata de una “farsa” y una “cacería de brujas” –las mismas palabras que utilizó durante la investigación de la trama rusa por el fiscal Robert Mueller–, ha pasado a la ofensiva mostrando que no se quedará tranquilo mientras dure el juicio y presionando para que no se presenten testigos que podrían complicar su situación.
Aunque es casi un hecho que no será destituido, gracias a que los republicanos tienen mayoría en el Senado, Trump ya ha quedado en la historia como el tercer presidente sometido a un juicio político. Algo que, obviamente, no le agrada, sobre todo cuando está en plena campaña para su reelección.
‘Twitter lover’
Las últimas tormentas tuiteras del presidente muestran la afición de Trump por esta red social, una preferencia que ha ido en aumento desde el 2009, cuando se unió por primera vez a Twitter, y de la que ha sabido sacarle provecho.
Justin McConney, quien fuera director de medios de la Organización Trump, contó en el 2018 a “New York Magazine” que durante los años que trabajo con él (entre el 2011 y el 2017), el entonces magnate inmobiliario hacía imprimir todas las menciones suyas en Twitter y hacía que alguno de sus asesores se las leyera en voz alta.
“Con un plumón negro encerraba en un círculo aquellos tuits que quería que se respondieran. Y decía: ‘Quiero más de esto’”, contó McConney.
Sin embargo, aunque Trump ama el Twitter, los tuiteros estadounidenses no necesariamente lo aman a él. Según una investigación de Pew Research Center de octubre del 2019, el 55% de los adultos norteamericanos que usan esta red social desaprueba la gestión del presidente.