Luego de soportar las temperaturas más gélidas en un siglo, la intensa ola de frío que ha afectado a buena parte de Estados Unidos empezó a ceder y los meteorólogos dicen que las marcas en el termómetro seguirán subiendo.
Ayer Nueva York estuvo a 10 grados bajo cero, mientras Washington D.C. amaneció bajo un gran cielo azul a -8 °C y Chicago lo hizo a -18 °C.
Según explicaron los meteorólogos estadounidenses, “las masas de aire ártico responsable de este frío penetrante se difuminan”. Durante la jornada de ayer, el termómetro en la capital del país se situó en -3 °C y a -9 °C en Chicago.
En el sur se esperan precipitaciones y la formación de finas capas de hielo sobre el suelo frío. Incluso se prevén temperaturas primaverales en algunas zonas, que rondarán los 20 °C.
La zona central del país, o medio oeste, acostumbrada a las bajas temperaturas por estas fechas, es la que más ha sufrido la ola de frío ártico. La localidad de Embarrass, en Minnesota, alcanzó el martes el récord nacional con -37 °C registrados.
El emblemático Central Park neoyorquino llegó el martes por la mañana a marcar los -15,5 °C, con lo que rebasó el récord de 1896 situado en -14,4 °C. Al menos 49 ciudades batieron el récord de frío para un 7 de enero, entre las que se cuentan Filadelfia (-15,5 °C) y Baltimore (-16,1 °C).
Las bajas temperaturas también afectaron Canadá. En Montreal, Ottawa y Toronto, los ciudadanos más resistentes a este clima se quejaron del intenso frío y los cortes de electricidad.
ADVERTENCIASLas autoridades estadounidenses advirtieron a la población que la combinación de frío y ráfagas de viento puede crear una sensación térmica mortal. “Pido a todos los neoyorquinos que se queden en un lugar caliente para evitar la hipotermia y otros problemas que podrían poner en peligro su salud”, dijo el alcalde Bill de Blasio.
Las escuelas permanecen cerradas principalmente en Minnesota, Chicago, Atlanta y Nashville.
Una veintena de personas han fallecido desde el inicio del año por la ola de frío. Cuatro hombres en Chicago murieron de un infarto cuando sacaban la nieve frente a sus domicilios.