Washington. El asesinato en una prisión de alta seguridad de Virginia Occidental (Estados Unidos) del gángster James 'Whitey' Bulger a manos de otro reo pone fin a una vida digna de la pluma de los mejores guionistas de cine negro; un cóctel de deslealtad, corrupción policial y crueldad.
El octogenario capo falleció justo un día después de llegar a la penitenciaría de alta seguridad de Hazelton (Virginia Occidental) tras ser trasladado desde otra cárcel de Oklahoma City (Oklahoma).
'Whitey' Bulger, de 89 años, a quien inmortalizó el actor Jack Nicholson en la película del 2007 “The Departed” de Martin Scorsese y Johnny Depp en “Black Mass” (2015) de Scott Cooper, fue el jefe de la mafia irlandesa en Boston en los años 70 y 80.
En esas décadas, la banda de Bulger, centrada en el sur de Boston, y sus rivales de la mafia italiana, con conexiones en Nueva York, protagonizaron una sangrienta batalla por el control de la ciudad.
Bulger fue condenado en el 2013 a dos sentencias de cadena perpetua por 11 asesinatos ocurridos durante sus años al frente de la temida “Winter Hill Gang”, que dominaba gran parte del negocio de tráfico de drogas, extorsión y las apuestas ilegales de la urbe.
Además de su legado como gran capo del crimen en Boston por casi 20 años, su historia incluye también la novelesca figura del policía corrupto: el agente del FBI John Connolly, criado en el mismo barrio que Bulger, y que avisaba a los mafiosos sobre los operativos policiales.
Y, en un giro argumental aún más ambicioso, la conexión política.
El hermano de 'Whitey' Bulger, William, era un conocido político demócrata local que llegó a ser presidente del Senado de Massachusetts y que estuvo al frente de la prestigiosa Universidad estatal hasta que los vínculos con su hermano, con quien supuestamente conversó mientras estaba prófugo, obligaron a poner fin a su carrera pública en el 2003.
Lo que no aparece en la película de Scorsese, aunque da para una más que interesante secuela, son las tranquilas andanzas de Bulger, tras su huida de Boston en 1994.
Durante 16 años permaneció escondido en un sencillo departamento de la plácida Santa Mónica, una acomodada ciudad del condado de Los Ángeles a orillas del Pacífico, junto a su compañera sentimental Catherine Greig, mientras el FBI lo ubicaba en la lista de los fugitivos más buscados junto a Osama Bin Laden.
Exasperados por la incapacidad de localizar al gángster, los agentes federales decidieron concentrarse en determinar el paradero de Greig, conocida por su pasión por la cirugía estética.
Fue a ella a quien finalmente descubrieron en el 2011 gracias al rastro dejado por sus operaciones de embellecimiento, acompañada por un hombre de avanzada edad: era Bulger, ligeramente envejecido, quien obviamente vivía bajo otro nombre.
Greig, que cumple condena por cargos menores, se prevé que recupere la libertad en el 2020.
Fuente: EFE