El estadounidense Kevin Johnson, de 37 años, que cumplía condena por asesinato murió este martes tras recibir una inyección letal en el estado de Misuri, en Estados Unidos.
Su caso tomó notoriedad luego de que se le prohibiera a su hija Corionsa “Khorry” Ramey, de 19 años, presenciar la muerte del padre.
Johnson era un hombre afrodescendiente que estaba condenado a muerte por el asesinato en 2005 del policía blanco William McEntee en un suburbio de St. Louis, Misuri.
Johnson fue ejecutado por inyección letal en una prisión en la ciudad de Bonne Terre, confirmó el Departamento Correccional de Misuri.
Fue declarado muerto a las 7:40 pm hora local (00:40 GMT), informó la vocera del departamento, Karen Pojmann.
Johnson fue el decimoséptimo recluso ejecutado en Estados Unidos este año.
La hija de Johnson presentó una demanda judicial para que se le permitiera ser testigo de la ejecución de su padre, pero un tribunal federal rechazó su pedido porque tiene menos de la edad mínima estatal de 21 años.
“Estoy desconsolada porque no podré estar con mi padre en sus últimos momentos”, dijo Ramey en un comunicado después de la decisión judicial.
“Mi papá es la persona más importante en mi vida”, dijo. “Él ha estado allí para mí toda mi vida, a pesar de que ha estado encarcelado”.
Johnson fue condenado por disparar y matar a un sargento de policía blanco el 5 de julio de 2005, dos horas después de la muerte del hermano de Johnson, de 12 años, a causa de una convulsión.
Los abogados de Johnson presentaron infructuosas apelaciones para salvarle la vida.
Aunque no cuestionaban su culpabilidad, argumentaron que el racismo jugó un papel en la sentencia de pena de muerte.
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