“Estoy aquí por una sola misión y es agradecerles por sus extraordinarios servicios”, fueron las palabras que el presidente Barack Obama dirgió a los 3 mil soldados norteamericanos destacados en Afganistán, durante una visitar sorpresa que realizó el domingo.
El inesperado viaje del mandatario fue en honor al 'Memorial Day', tres días en los que el pueblo estadounidense honra a sus soldados y veteranos fallecidos en las guerras que ha librado la potencia norteamericana.
Cementerios como el de Fort Bliss, en Texas, recibieron a decenas de familiares quienes adornaron las lápidas de sus seres queridos con distintivos patrios y flores, como cada último lunes de mayo, día central de las celebraciones desde 1971.
El Memorial Day fue proclamado como fiesta nacional a mediados del siglo XIX. Inicialmente sólo honraba a los soldados fallecidos en la Guerra de Independencia y Guerra Civil.
Otro recinto masivamente visitado fue el cementerio nacional de Arlington, en Virginia. En este escenario, calificado en el 2013 por Obama como “un santuario de aquellos que entregaron la vida por los EE.UU.”, se realizó la ceremonia oficial.Tweets sobre “#MemorialDay”
VETERANOS SIN GLORIAEl patriotismo que intenta contagiar esta celebración, no invade a muchos veteranos o miitares en retiro que retornaron del campo de batalla con alguna discapacidad física o mental para reanudar su vida. Ellos aprovechan esta fecha para exigir mayor atención de un gobierno que parece haberlos abandonado.
Tal es el caso de Alonzo Lunsford, quien hace 5 años fue víctima del peor ataque a una base militar estadounidense. Alonzo sobrevivió a la masacre de Fort Hood, que dejó a 13 soldados muertos, y 32 heridos. El militar en retiro perdió la vista y acabó con la cara desfigurada en ese atentado.
La cirugía facial reconstructiva a la que se sometió Lunsford, puede haberlo recuperado físicamente, pero jamás le devolvió la vida que tenía. La tarde del 5 de noviembre del 2009, en la que recibió siete disparos, no solo provocó su retiro de las Fuerzas Armadas, sino que lo enfrentó a la realidad de un estado que no lo respalda cuando más lo necesita. Alonzo, es uno de los principales detractores de las políticas de Obama sobre el bienestar de los veteranos. Lo que la víctima de Fort Hood reclama principalmente es un mejor trato para aquellas personas que arriesgaron su vida defendiendo a su bandera.
El veterano, aún en rehabilitación, considera que la mayor injusticia alrededor del atentado es que hasta este momento el sistema de salud norteamericano califique lo ocurrido como “violencia en el lugar de trabajo” y no como “un acto terrorista”.
“Ya no importa tanto el ‘yo’, sino el ‘nosotros’” dice Lunsford. “Cuando vea los rostros de las personas en la multitud, y cuando vea a los otros veteranos que estarán allí, pensaré en cómo han sido tratados a su regreso, y que por lo que estamos pasando no es nada comparado con su situación”
Alonzo Lunsford, padre de cinco niños, exige al gobierno de Barack Obama que el secretarío de Asuntos de Veteranos, Eric Shinseki, supervise personalmente los servicios que brindan los más de 1700 hospitales y clínicas en el país, dedicadas a tratar y rehabilitar a estos héroes.