El Air Force One dio al presidente Barack Obama una ventaja que no es posible para muchos viajeros frecuentes: la oportunidad de ver el partido mundialista entre Alemania y Estados Unidos.
Más o menos a la mitad de un trayecto de dos horas y media, los colaboradores del presidente llevaron a los fotógrafos al salón de conferencias del avión presidencial donde Obama veía el partido el jueves. En la mesa había tazones con varias botanas.
Alemania derrotó 1-0 a Estados Unidos pero los dos equipos avanzaron a la siguiente ronda.
El gol cayó después de que Obama aterrizara en Minneapolis, pero comenzó su discurso expresando su orgullo por el equipo nacional. Dijo que “están desafiando las expectativas y aprendiendo mucho en el proceso”.