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Rob O’Neill no es un militar cualquiera. A sus 38 años puede jactarse de haber sido miembro del SEAL, entidad de Estados Unidos que reúne a equipos de las tres Fuerzas Armadas. En su tiempo de servicio se convirtió en uno de los más distinguidos y su misión más famosa fue en Pakistán, el 2 de mayo del 2011, donde el terrorista Osama Bin Laden fue abatido de tres disparos en la frente.
El Marín creció en Montana, en un poblado llamado Butte, cuya principal actividad económica es la minería orientada al cobre. Su casa incluye un garaje lleno de animales de peluche en los que se pueden encontrar osos, alces, caribúes y ovejas de cuerno grande.
O’ Neill no tenía razones claras para unirse al SEAL. Solo dice que se enroló por “un amor que salió mal”. Es así que a los 19 años llegó a la oficina de un reclutador de la Marina en un intento de obtener más de su amor perdido. No obstante, su padre, Tom, de 65 años, dio una versión diferente de cómo su hijo se conectó con la vida militar.
“Fuimos a cazar y un amigo nos pidió que esperemos a un hombre de la SEAL para que fuera con nosotros. Pensamos que llegaría alguien muy alto que podía levantar una casa con sus propias manos, pero apareció un tipo normal. Entonces mi hijo dijo que si ese hombre había logrado ser un SEAL, él también se podía convertir en uno”, declaró Tom.
LOGRÓ 52 CONDECORACIONES
O’Neill fue destacado a docenas de lugares, incluyendo Iraq y Afganistán. Alcanzó un record de 400 misiones de combate y fue condecorado 52 veces.
Solo en Afganistán participó en más de 400 misiones. Por ellas obtuvo 2 medallas de plata, 4 de bronce, 1 medalla del servicio común con valor, 2 condecoraciones de valor y la lista sigue.
La única medalla que no consiguió fue la de la categoría “Corazón Púrpura” porque nunca resultó herido o estuvo en una acción donde perdió a un amigo.
Antes de acceder a revelar su identidad en “Fox News”, dio una entrevista a “Esquire” en el 2013, pero se mantuvo en reserva su nombre y rostro. Aquella vez planteó su preocupación sobre cómo se trata a los veteranos de guerra e hizo hincapié en la pérdida de beneficios de salud y pensiones si se retiraban antes de los 20 años de servicio. También contó las consecuencias que su trabajo trajo en su vida privada.
SUS SACRIFICIOS
Entre los sacrificios, tuvo que separarse de su esposa. En esa ocasión, ella dijo que “estaban evaluando en cambiar las identidades tanto de ella como de sus hijos, cancelar las tarjetas y suprimir a Rob de sus vidas”, pero no por falta de amor a su esposo, sino por “seguridad”.
Aún hoy, ella teme que haya represiones en su comunidad por parte de los terroristas por lo que hizo su esposo hace 8 años en Pakistán.
Por estos días Rob trabaja como un orador motivacional y detalla en sus discursos una versión muy genérica de sus hazañas.
Además, O’Neill afronta amenazas de la SEAL de una posible demanda por atreverse a revelar información clasificada.
HISTORIAS DE HOLLYWOOD
De las decenas de misiones que protagonizó Rob, tres dieron el gran salto a la pantalla grande y ya son parte de la historia de Hollywood.
Las cintas recogen la irrupción en el bunker pakistaní de Bin Laden; la intervención en el barco carguero Maersk Alabama, que fue tomado por piratas somalíes (Capitán Phillips) y el rescate de Marcus Luttrell, otro comando Seal, quien cayó en manos de los talibanes.