Dos días después de la masacre en la Escuela Primaria Robb de Uvalde, Texas, en la que Salvador Ramos mató a tiros a 19 niños y dos maestras, comenzaron a surgir nuevos detalles que han puesto el foco de atención en la actuación de la policía.
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Varias personas que presenciaron el desarrollo del incidente, señalaron que testigos urgieron a la policía a entrar a la escuela, y uno incluso consideró entrar al establecimiento por su cuenta, frustrado por la falta de acción de los agentes.
De acuerdo a funcionarios de Texas, Ramos estuvo dentro de la escuela hasta una hora antes de ser abatido por la policía.
Juan Carranza, que vio lo que estaba pasando desde fuera de su casa, ubicada frente a la escuela, le dijo a la agencia de noticias AP que afuera habían mujeres gritándoles a la policía “¡Entren allí! ¡Entren!”
Sin embargo, explicó el hombre de 24 años, la policía no ingresó.
Javier Cazares, cuya hija Jacklyn murió en el ataque, le dijo a la agencia que corrió hacia la escuela cuando se enteró de la situación, y que allí vio a la policía reunida afuera del edificio.
Entonces sugirió entrar junto con otras personas que estaban allí, dado que la policía “no estaba haciendo nada”. “Se pudo haber hecho más. No estaban preparados”, afirmó.
Las autoridades informaron que Ramos se encerró en un salón de clases al que los oficiales tuvieron dificultad para acceder.
En una conferencia de prensa el miércoles, el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw, dijo que Ramos había estado en el lugar entre 40 minutos y una hora antes de que las fuerzas de seguridad pudieran “contenerlo”.
Entretanto, el jefe de la Patrulla Fronteriza de EE.UU., Raúl Ortiz, le dijo a CNN que decenas de agentes respondieron al tiroteo y “no dudaron” en actuar.
“Entraron a ese salón de clases y se encargaron de la situación lo más rápido que pudieron”, dijo.
Para cuando las fuerzas de seguridad entraron en la clase donde estaba atrincherado Ramos y lo mataron, él ya había acabado con la vida de 19 niños de entre 8 y 10 años, y la de dos maestras.
Hasta hace poco más de 20 años, cuando se presentaba una situación en la que había un tirador activo, el protocolo a seguir para la policía consistía en acudir al lugar del incidente, establacer un perímetro alrededor de la zona y esperar la llegada de la unidad de policías de élite, conocida como SWAT (siglas en inglés de Armas y Tácticas especiales).
Sin embargo, tras la tragedia en la escuela secundaria de Columbine, en Colorado, en abril de 1999, en la que dos estudiantes entraron armados y mataron indiscriminadamente a 12 de sus compañeros y un profesor antes de suicidarse, cambió la forma en la que la policía responde ante estas situaciones.
Después de hacer una evaluación exhaustiva de lo ocurrido en esa tragedia y cómo se respondió a ella, se implementó una estrategia de respuesta mucho más inmediata, llamada Despliegue Rápido.
Desde entonces, la indicación ha sido que los primeros agentes armados en llegar al sitio donde se está desarrollando el tiroteo, deben ir directamente hacia el atacante con el objetivo de matarlo o capturarlo, le explicó al Washington Post Kenneth Trump, experto seguridad escolar con más de tres décadas de experiencia con escuelas primarias y secundarias.
Nada debe frenar a la policía en su intento de neutralizar al atacante armado.
“Pasas por alto a los heridos, a los muertos, pasas por encima y alrededor de ellos y continúas, porque cada segundo cuenta”, dijo. “Ve al tirador”.
En los manuales que las escuelas reciben de parte de la policía o expertos en seguridad, se explica claramente que esto es lo que pueden esperar cuando se refugian dentro de la escuela ante la presencia de un tirador activo y esperan la llegada de ayuda.
De acuerdo al manual del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. que explica cómo responder ante una situación como la ocurrida en la Escuela Primaria Robb, “el propósito de las fuerzas del orden público es detener al tirador activo lo antes posible”.
“Los agentes procederán directamente a la zona en la que se escucharon los últimos disparos”.
Una vez que ingresan, el documento recomienda a las personas que se encuentren allí mantene la calma y seguir las instrucciones de los agentes, mantener las manos visibles y evitar hacer movimientos bruscos hacia los agentes como aferrarse a ellos en busca de seguridad.
Pide también evitar los gritos y no solicitar a los agentes ayuda ante la indicación de evacuar el lugar.
Dado el lapso de tiempo que pasó hasta que la policía entró a la Escuela Primaria Robb para responder al atacante, expertos en seguridad cuestionan ahora si se siguieron o no los protocolos vigentes.
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