Praga. Al menos 250 mil personas salieron a exigir la renuncia de Andrej Babis, el primer ministro de República Checa, el cual es sospechoso de fraude. Este controvertido personaje de la política de Europa central es también llamado el “Donald Trump checo” por diversos motivos.
Andrej Babis, de 64 años, es el fundador del gigante agroalimentario, químico y de medios de comunicación Agrofert. Fue viceprimer ministro y ministro de Finanzas de República Checa desde el 2014 hasta el 2017.
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En 2017, hizo campaña para las elecciones generales con su partido político ANO (Alianza de Ciudadanos Descontentos en checo). Su propuesta se centró en la lucha contra la corrupción y contra la acogida a migrantes.
Además, insistió que con su partido vendría “una nueva etapa” para República Checa. También aseguró que se prestaría una atención mayor “a los verdaderos problemas de la gente”.
El partido de Andrej Babis ganó la referida contienda, por tal motivo se desempeña en el cargo de primer ministro de República Checa, a pedido del presidente Milos Zeman desde el 6 de diciembre de 2017, tal como lo determina el sistema político de este país.
Su movimiento ANO tiene 78 de los 200 escaños en la cámara baja del Parlamento y gobierna con una alianza en la que participa el partido socialdemócrata CSSD, con el apoyo comunista.
El Trump checo
Andrej Babis es poseedor de la segunda fortuna más importante en República Checa, según Forbes.
Es llamado el “Trump checo” o el “Berlusconi checo” debido a su amplia fortuna y a su controvertida incursión en la política de su país.
New York Times menciona que Andrej Babis ha rechazado las comparaciones con Trump, “a quien critica por ser un mal hombre de negocios”. Sin embargo, agregan que comparten el mismo rechazo por los migrantes. En varias ocasiones ha mostrado su negativa a recibir refugiados pese a los pedidos de sus socios europeos.
Las críticas y acusaciones
Andrej Babis es investigado por la justicia por haberse separado temporalmente en 2007 de su influyente grupo Agrofert, una de sus otras empresas con el fin de beneficiarse de subvenciones europeas en principio destinadas a las Pymes, por un monto de 50 millones de coronas (1,95 millones de euros).
Los detractores de Andrej Babis lo critican también por su afiliación al Partido Comunista antes de 1989 y su presunta colaboración con la policía secreta del viejo régimen.
También se enfrentaría a un conflicto de intereses entre sus actividades políticas y empresariales, de acuerdo con borradores de auditoría de la Comisión Europea, cuyos extractos fueron filtrados a la prensa checa.
Según esas publicaciones Andrej Babis seguiría beneficiándose de la empresa Agrofert -a pesar de que se desvinculó formalmente en 2017- a través de fondos fiduciarios controlados por su esposa.
Pero el primer ministro niega con vehemencia el conflicto de intereses, y ha calificado las auditorías como “un ataque” a su país.
La gestión de Andrej Babis es rechazada en especial en las ciudades más importantes del país, mientras que su discurso populista encuentra eco favorable en las regiones rurales y fronterizas, las más afectadas por la situación económica.
Con información de AFP, EFE y New York Times