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Madrid (DPA)
Cuando hace una década Artur Mas tomó las riendas de CiU, la formación nacionalista que gobierna hoy en Cataluña, pocos imaginaron que sería el primer presidente catalán en convocar un referéndum por la independencia de la región del noreste de España.
“Delfín” del histórico Jordi Pujol, hoy en el punto de mira tras confesar que escondió su fortuna en paraísos fiscales durante más de 30 años, Mas distaba mucho en sus comienzos de aquel titán político que estuvo 23 años al frente de Cataluña y que se convirtió en su “referente personal”.
Ahora, en apenas cuatro años, Mas ha abandonado el pragmatismo del que hizo gala durante dos décadas y se ha convertido en el primer “president” (presidente, en catalán) que desafía al gobierno español llamando a los catalanes a votar sobre la secesión.
Estratega y tenaz, en los últimos meses ha movido fichas y ha jugado con los tiempos para intentar impedir el freno del Ejecutivo de Mariano Rajoy a la consulta, que impugnará ante el Tribunal Constitucional.
En público, se muestra convincente: “Solo hay un plan, votar”, suele decir. Pero también es consciente de la dificultad que la empresa entraña y dice querer respetar la legalidad.
De él se ha escrito que durante años aprendió técnicas de lenguaje gestual y corporal para convertirse en un orador eficaz. Habla catalán, español, inglés y francés, algo poco habitual en un político español.
SU VIDAEstá casado, tiene tres hijos y es amante declarado de la literatura francesa, en especial de la poesía de autores como Charles Baudelaire, Paul Verlaine o Victor Hugo.
Nacido en Barcelona en 1956, Artur Mas creció en una familia acomodada y católica. En 1974 se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona.
En aquellos años, la política no parecía importarle mucho y rehuyó los avatares de la transición de la dictadura a la democracia, a diferencia de Pujol, quien llegó a pagar con cárcel su ideología.
No fue hasta casi los 30 años cuando Mas se afilió al partido del que ahora es presidente. Anteriormente había pasado por el Departamento de Comercio del gobierno catalán.
Trabajó de ejecutivo en el sector privado de 1987 a 1995, año en el que Pujol lo nombró consejero de Política Territorial. Dos años después pasó a encabezar el área de Economía y en enero de 2001, el “president” lo nombró “conseller en cap”, una especie de primer ministro en Cataluña.
EN LA POLÍTICASus inicios en política fueron discretos. Los que lo conocieron en esa época lo describían como disciplinado, educado y tenaz. Seguía el discurso de Pujol punto por punto y sus detractores le reprochaban escasez de ideología y bajo perfil político.
En el año 2000 se cambió el nombre de Arturo por el de Artur (en catalán) en un gesto significativo.
En sus dos primeras elecciones al frente de CiU saboreó sendas “victorias amargas”, como él mismo las describió, al arrebatarle sus adversarios políticos la presidencia del Ejecutivo a través de un pacto para gobernar.
En la campaña electoral de los comicios de 2010 coqueteó con el independentismo: dijo que votaría sí a la secesión de Cataluña en un hipotético referéndum que su formación no llegó a anunciar.
Fue en aquellas elecciones cuando se alzó, por fin, con el gobierno de la región. “No me siento un salvador de este país, me siento un servidor”, manifestó en el discurso con el que fue investido “president”.
Gobernó dos años sin mayoría absoluta. En 2012, en plena crisis económica, ante el clamor independentista desatado en las calles de Barcelona con motivo de la Diada (la principal fiesta de Cataluña) y el fracaso de las negociaciones con el gobierno de Rajoy para impulsar un nuevo modelo de financiación para la región, decidió dar un giro y convocar elecciones anticipadas.
Convertido desde entonces en adalid de las ansias secesionistas catalanas al frente de un partido que nunca había llevado la independencia de España en su programa electoral, Mas inició una etapa nueva e inédita en la historia de España y Cataluña.
“Son tiempos de jugársela. Y es al pueblo de Cataluña a quien toca decidir quién debe guiar y con qué fuerza este proceso”, dijo ya entonces.