La aplastante victoria de Boris Johnson en las elecciones británicas de este jueves acapara la mayoría de los titulares sobre el tema en Reino Unido y el mundo.
Pero el otro gran ganador de la noche -con unos resultados incluso más impresionantes que los de Johnson y su Partido Conservador- fue sin duda el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés).
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Y entre los grandes perdedores se cuenta al Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (DUP), que cedió terreno a las formaciones favorables a la unificación de Irlanda.
Estos dos resultados confirman que mantener al reino unido será uno de los grandes retos a los que se tendrá que enfrentar Johnson durante su mandato.
El desafío es particularmente grande en Escocia, donde el SNP se quedó con 48 de los 59 escaños parlamentarios en disputa, arrebatándole diputados tanto a Conservadores como Laboristas y Liberales Demócratas.
Sobre todo porque lo hizo prometiendo utilizar su renovado mandato para forzar un segundo referendo sobre la independencia escocesa.
“Boris Johnson tiene el mandato de sacar a Inglaterra de la Unión Europea, pero debe aceptar que yo tengo el mandato de darle a Escocia la posibilidad de optar por un futuro alternativo”, dijo en su discurso de celebración la líder del SNP, Nicola Sturgeon.
“Escocia ha mandado un mensaje muy claro”, insistió la también ministra principal de Escocia, quien ya prometió que en los próximos días solicitará los poderes legales para que el parlamento escocés pueda organizar un segundo referendo independentista.
Y aunque Johnson ya advirtió que lo rechazará, la imagen de un gobierno conservador inglés ignorando una elección democrática de los votantes escoceses muy probablemente terminará atizando el fuego independentista.
Caminos diferentes
"El argumento más fuerte del SNP es que Escocia y el resto del Reino Unido se están moviendo en direcciones políticas diferentes", explica Sara Smith, editora para Escocia de la BBC.
“Y eso se ha demostrado vívidamente con Inglaterra abrazando a los conservadores, mientras estos pierden votos y escaños al norte de la frontera”, agrega.
De hecho, el lema de campaña de los conservadores escoceses fue "Díselo de vuelta", en referencia al referendo independentista de 2014 en el que el 55,3% de la población votó a favor de seguir siendo parte de Reino Unido.
Pero los Tories perdieron siete de sus 13 escaños escoceses, mientras que el SNP sumó 13 nuevos diputados en Westminster y recibió el 45% de los votos.
Y en un territorio que votó abrumadoramente a favor de quedarse en la UE, el ahora aparentemente inevitable Brexit es visto por muchos como un cambio de circunstancias que justifica volver a plantear la cuestión que se consideraba cerrada por una generación.
"No pretendo que cada persona que votó por el SNP ayer necesariamente respalde la independencia", dijo Sturgeon.
“Pero ha habido un fuerte respaldo a que Escocia tenga opciones, a no tener que soportar un gobierno conservador por el que no votamos y a no tener que aceptar una vida fuera de la UE”, insistió.
Sturgeon, sin embargo, se rehusó a revelar cuál sería su estrategia si, tal y como ya lo anunció, Johnson rechaza la solicitud de un segundo referendo sancionado por el Parlamento británico.
"Acabo de ganar una elección con el argumento de que Escocia tiene el derecho de elegir. Depende de los conservadores decidir cuál es su plan B cuando mi plan A acaba de recibir un respaldo rotundo", dijo Sturgeon.
Pero la líder escocesa ya se ha dicho dispuesta a considerar todas sus opciones.
Y para Smith, una "colisión constitucional" parece inevitable.
"El partido que domina Escocia ahora está en curso de colisión constitucionalcon el gobierno del Reino Unido", advirtió la editora para Escocia de la BBC.
E incluso si Johnson logra resistir los embates en el corto plazo, corre el riesgo de hacerlo a cambio de aumentar el apoyo a la causa independentista.
Irlanda del Norte
En Irlanda del Norte, por su parte, los votantes también eligieron a más diputados afines a la unificación de Irlanda que a defensores de la unidad británica.
Y la derrota del líder del Partido Unionista Democrático (DUP) en Westmisnter, Nigel Dodds, fue una de las más sonadas de la noche.
Los resultados nacionales también le quitan muchísima influencia al DUP, que se había vuelto un aliado clave para el debilitado gobierno de Theresa May y el primer mandato de Johnson.
Pero, sobre todo, por primera vez en la historia los unionistas no son mayoría ni en Westminster ni en Stormont, el parlamento norirlandés, algo que el partido nacionalista Sinn Féin utilizó para pedir un referendo.
“Es imposible ignorar la creciente demanda de un referéndum sobre la unificación irlandesa”, dijo este viernes la presidente de Sinn Féin, Mary Lou McDonald.
Eso no significa, sin embargo, que exista una clara mayoría de votantes a favor de la unificación irlandesa: de hecho, los partidos unionistas recibieron más votos que sus similares nacionalistas.
Ninguna de las dos facciones, sin embargo, tiene la mayoría, con el Partido de la Alianza de Irlanda del Norte, declaradamente neutral, funcionado como fiel de la balanza.
Y en un territorio que también votó mayoritariamente por permanecer en la Unión Europea, el manejo que Johnson haga de este tema podría resultar decisivo.
Aunque Johnson asegura que se trata de una medida temporal, el DUP ha criticado su acuerdo de salida de la UE porque dice mantiene a Irlanda del Norte más cerca de la UE que de Reino Unido.
Y si la realidad económica del país se resiente una vez que ese ya no sea el caso, el nacionalismo irlandés podría sacar ventaja.