Las terrazas de los cafés de Bélgica solamente podrán volver a recibir clientes dentro de una semana, pero los renombrados productores locales de cerveza se preparan a toda marcha para calmar la sed con la reapertura.
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Seis meses después de que el país entrara en un segundo confinamiento por la pandemia de coronavirus, los propietarios de bares y fabricantes de cerveza están ansiosos por volver a ver las mesas llenas de clientes.
Ambos, dueños de bares y productores, confían en que sus compatriotas no han perdido el gusto por las afamadas cervezas belgas, pero la tarea de abastecer las bodegas con nuevos barriles es enorme.
La reapertura por el momento estará limitada a terrazas y lugares abiertos y con distanciamiento social, pero la industria está ansiosa por una luz de esperanza luego del demoledor efecto de la pandemia.
“Es una máquina entera que hay que volver a poner en marcha”, explica Lionel Van Der Haegen, director de la fábrica de cerveza Silly, en el pueblo belga del mismo nombre.
La cervecería trabaja sin cesar, pero Van Der Haegen teme por los bares que ofrecen su cerveza. Algunos de esos establecimientos “se han arruinado”, dijo a la AFP.
“Todos los días cuentan. Necesitamos reabrir lo antes posible”, afirma.
Detener el ciclo de la cerveza de barril en Bélgica en octubre fue un ejercicio logístico masivo en sí mismo.
En tiempos normales, los pesados barriles de cerveza son transportados a las bodegas de los bares repletos y son retirados cuando están vacíos y, por lo tanto, son mucho más livianos.
Pero después del cierre de los bares a fines de octubre pasado, las reservas de cerveza que debían durar varias semanas tuvieron que ser recogidas laboriosamente y devueltas.
La cultura cervecera de Bélgica está reconocida por la Unesco como un patrimonio de prestigio internacional y, en Silly, se consideraba inaceptable almacenar cerveza rancia.
Las cervezas no vendidas fueron cuidadosamente eliminadas y ahora se está produciendo un lote completamente nuevo para el 8 de mayo, el día de la reapertura en Bélgica.
Revitalizar el sector
“Transcurre de un mes a seis semanas entre el inicio de la elaboración y la degustación de una cerveza Silly”, dijo Van Der Haegen, mostrando a la AFP su ajetreada planta.
La cervecería Silly domina el pueblo de poco más de 7.000 habitantes. En épocas normales, produce dos millones y medio de litros al año de diversos tipos de cerveza.
La fábrica de cerveza funciona desde 1850, emplea a 24 personas cuando está a pleno rendimiento y suministra bebidas a bares en toda la región y exporta cerveza a Estados Unidos y China.
Pero ahora funciona a apenas el 70% de su capacidad y Van Der Haegen no sabe qué tan rápido mejorarán las cosas.
“Estamos preparados, estamos acumulando reservas y llamando a los equipos para configurar la logística y preparar los pedidos, llamar a los clientes, planificar las entregas”, apuntó.
Pero los gerentes de bares como Sebastien Weverbergh, que dirige un café independiente junto a la cervecería Silly, argumentan que nadie está mejor ubicado que ellos para gestionar un regreso seguro al servicio normal.
La industria tiene experiencia en la implementación de medidas de higiene y en el trato con clientes, dijo, y Bélgica necesita volver a los bares y lugares públicos.
“No ver a nuestros clientes es un poco como estar castigado, como si ya no tuviéramos derecho a ver a las personas que al final se convierten en nuestras amigas en esta profesión”, dijo.
“La otra dificultad es obviamente financiera. El estado nos ha ayudado, ha hecho lo que pudo, pero sus medios a veces son un poco irrisorios comparados con los costos que genera un restaurante o un café”, señaló.
Bélgica ha decidido recortar el impuesto al valor agregado, del 21% a 6% para apoyar con la reapertura, reservando 835 millones de euros (unos mil millones de dólares) para devolver algo de energía al sector.
Antes de la crisis, había 11.000 fábricas de cerveza en Europa, y el número aumentaba en casi 1.000 por año a medida que se extendía la moda de los especialistas en pequeña escala.
Pero la industria está al 50% de su capacidad en todo el continente, las ventas en bares y restaurantes cayeron un 42% en 2020 en comparación con 2019, y el aumento de las ventas en las tiendas no llenó el vacío.
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